En esta reflexión de «Adviento con María», Abelardo de Armas explica, partiendo de cómo María fue purificada por las dudas de San José, que si queremos ser santos, el Señor tiene que esculpir a golpes la figura de su Hijo en nosotros con el dolor, el sufrimiento y la purificación para poder ser de Dios, todo de Dios, solo de Dios, siempre de Dios.