«¡Oh Cruz, de bendiciones tan florida!,

encanto de amor, ¡este alma te bendice!
A tu sombra me senté:

 alcancé la paz, la vida.

¡En tus brazos caí y así soy feliz!

Del pobre pecador el alma clama por mí

junto al negro abismo a donde a caer va.

Soy víctima ofrecida, en brazos del Señor:

¡mi vida en sangre por él daré hasta morir!».