En esta ocasión, HM Televisión te presenta otro guerrero de la luz: Anne-Gabrielle Carón. Anne es una niña que a partir de los siete años empezó a tener fuertes dolores en la pierna izquierda. Después de varios análisis, los doctores le dieron la mala noticia a sus padres: su hija tenía Sarcoma de Ewing y metástasis. Anne empezó un nuevo camino, el camino de la cruz, pero no lo recorrió sola, sino de la mano de Jesús y María. Todos los sufrimientos, tanto espirituales como corporales, los ofrecía a Jesús. En este tiempo también la oscuridad en la fe vino a su encuentro, pues tanto dolor le hacía cuestionarse por qué el buen Dios le había elegido. La gracia de Dios no le faltó y terminó su misión en este mundo dando gloria a Dios con la confianza y el amor que demostró tener hacia el Señor.

HM Televisión presenta a Alejandro, otro de «Los Guerreros de la Luz». Alejandro era un niño inquieto, pero muy especial. A los cuatro años, sin permiso de nadie, se confesó por primera vez, pero, a partir de ese día, su actitud cambió radicalmente. Poco tiempo después, Alejandro enfermó gravemente. Tenía una leucemia mieloide aguda. A partir de ese momento, este guerrero comenzó su batalla. Jesús lo asoció a su cruz y Alejandro acepto la invitación. Él quería ser cura, jesuita e ingeniero de caminos, pero, sobre todo, quería defender a Jesús en la Eucaristía con su vida. Alejandro tenía una misión: traer la paz y la alegría a su familia y a muchos que, en su corta vida, le conocieron. El día de su muerte pudo decir como Jesús: «Consummatum est»; todo está cumplido a ejemplo de su maestro.

HM Televisión presenta «Los guerreros de la luz»: niños y niñas elegidos por Jesús para compartir los sufrimientos de su Pasión. ¿Cómo? A través de graves enfermedades ofrecidas por la conversión de los pecadores. Manuel Foderà es el primer «guerrero» de esta serie. Manuel tenía solo cuatro años cuando comenzó un camino de santificación y corredención junto con Jesús. Todo comenzó cuando le descubrieron un neuroblastoma en la pelvis, un tumor muy agresivo. Al principio le fue difícil aceptar las contrariedades de su enfermedad, pero la gracia de Dios vino en su ayuda para no dejarle jamás. Durante toda su enfermedad se incrementó su relación con Jesús y la Virgen María, su Madre. Se ofreció como holocausto y, a ejemplo de su Divino Maestro, sus últimas palabras fueron: «He terminado». Tenía la conciencia de haber terminado su misión.