Este sacerdote diocesano de Los Ángeles (Estados Unidos) de origen salvadoreño define la vivencia de su sacerdocio como la vivencia de los sacramentos. Para él, la nueva evangelización es, en primer lugar, vivir como hijo de Dios en la voluntad del Padre, con mucha esperanza. La Eucaristía es el centro y fundamento de todo su apostolado.

Mauricio Artieda, peruano, además de llevar dos grupos católicos de jóvenes y ser maestro de religión en un colegio de Roma, es también el impulsor de la web "Catholic Link". Esta página web, que inició como un mero blog, elenca vídeos y otros recursos que puedan servir para la catequesis y el apostolado. A los jóvenes que no creen en Dios les dice: "Detrás de la cruz del Señor hay una verdad tan grande y tan hermosa que puede transformar tu vida y que, al menos, vale la pena buscar".

El Padre Alfredo Pereira, de Paraguay, es un sacerdote del movimiento Schöenstatt. Ahora trabaja con jóvenes como capellán universitario en Roma. Ve su apostolado como un don de Dios, algo que exige su entrega y su fidelidad a Jesús y al Evangelio. "Para mí, la Nueva Evangelización empieza con el hecho de ser sacerdote. No es tanto lo que hago, sino el darme cuenta cada día de lo que soy para Jesús, para Dios, para la gente que me confía".

Ser la jefa de residencia de un programa de estudiantes universitarios en el extranjero es, sin duda, una gran responsabilidad. Sin embargo, para la invitada de este programa, Corinne Manella, es mucho más que un oficio. Ella concibe esta responsabilidad como una oportunidad de apostolado para ayudar a las almas a acercarse a Cristo y a nuestra Madre, la Virgen. Por ello, procura crear un ambiente de familia en la residencia, animando a los estudiantes a vivir en la caridad, a pesar de las pequeñas incomodidades que la vida comunitaria supone, y luchando por ayudarles a vivir su experiencia de tres meses en Roma, no como turistas, sino como peregrinos en el corazón de la Iglesia.

Pamela Fabiano (Italia) pertenece a Schoenstatt, un movimiento mariano fundado en Alemania (1914). Sus miembros se esfuerzan por ser evangelizadores entre los jóvenes, especialmente en las parroquias a las que pertenecen. Para Pamela, hablar de Cristo es hablar de una experiencia, de una persona que te cambia la vida, te cambia el corazón. En María encuentra la fuerza para ser testigo de Cristo en medio de todos aquellos con quienes entra en contacto.

David Fernández es miembro de Opus Dei, fundado por San Josémaría Escrivá. "El apostolado, para mí, es una consecuencia de ser cristiano y no me tengo que preocupar por hacerlo. Mi vida entera se convierte en apostolado en la medida en que estoy en medio del mundo y voy intentando ser un buen testimonio de Cristo". David indica la importancia del apostolado, no solo de manera visible con sus amigos, familiares y compañeros de trabajo, sino también a través de la oración y el sacrificio por ellos.

D. Miguel Ángel Catalán es diácono de la diócesis de Toledo (España) y pronto será ordenado sacerdote. Ha sido misionero en Perú, pero su apostolado se ha realizado más que nada acompañando a sacerdotes en sus ministerios. "La misión y el ministerio son suyos, no son nuestros. La gracia del Señor pasa por mi corazón y por mis manos y llega donde Él quiere".

Kileen Willis, estudiante misionera de FOCUS en la Universidad Estatal de Colorado (Estados Unidos), nos habla sobre su misión evangelizadora con FOCUS y su experiencia de apostolado directo con otros jóvenes. En su esfuerzo por llevar a Cristo a los estudiantes de los distintos campus universitarios, en los que muchas veces se respira una atmósfera mundana de drogas, sexo, etc., Kileen es consciente de que se trata de una "lucha por las almas, almas que cambiarán no sólo el país sino el mundo". Cuando se presentan obstáculos, ya sea por el rechazo de los demás o bien por su propia reticencia a hablar de Jesús, los supera con la fe, con este pensamiento: "El Cielo... ¡Vale la pena!"

Taylor Reynolds es un seminarista de tercer año de la Diócesis de Alexandria, Louisiana (EE.UU.), que, actualmente, estudia en Roma. Tiene una misión de apostolado en la cárcel, donde se encuentra con un grupo de presos de habla inglesa con la esperanza de poder animarles a vivir la fe y darles motivos de verdadera alegría. Él encuentra su fortaleza en la oración y en los sacramentos, sobre todo en la confesión y en la adoración eucarística. Se ha convencido de que Dios nunca se deja ganar en generosidad y de que cada momento es una oportunidad para llevar al mundo el mensaje de la salvación, incluso en las pequeñas cosas cotidianas.