Gustavo Pérez Báez, desde México, nos ofrece cada día «Compartiendo a Jesucristo», una breve reflexión que nace de su propia meditación del Evangelio y de su amor por Jesucristo y por su familia.
«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel».
«Él les dijo: “¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?”. Se llenaron de miedo y se decían unos a otros: “¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!”».
«El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo.»
«Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene».
«Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados”.»
«Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.»
«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.»
«Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»
«¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, movido por el Espíritu Santo, dice: “Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies”.»
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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