En esta reflexión, Abelardo de Armas nos dice que hoy, mañana, todos los días viene el Señor. Nos tiene que llenar de júbilo que antes teníamos perdida la posibilidad de la salvación, de la vida eterna. Pero Jesús nace hoy para salvarnos, para pagar la deuda que no podíamos pagar. Llenémonos de júbilo y digamos “hoy viene el Señor y nos salva” y nuestra alma puede estar siempre llena de Gracia.