Aborto y sanidad hoy

Síntesis:

Almudena Cardona y Alejandro Setién descubrieron, llenos de alegría, que estaban esperado a su primer hijo. Pero la alegría quedó truncada ante un terrible diagnóstico médico: el bebé presentaba una serie de malformaciones incompatibles con la vida. Los médicos les dieron una única opción: abortar cuanto antes. Almudena y Alejandro se negaron a hacerlo, aún a sabiendas de que su hija Valeria moriría pocos minutos después del parto. Para ello tuvieron que enfrentarse con el “protocolo de muerte” de todo un hospital. Pero no se arrepienten. Y le dan gracias al Señor por la vida de su pequeña Valeria, que tuvo una misión muy importante en su corta vida: ayudar a sus padres a dar un testimonio que ha cambiado corazones de médicos y ha hecho que se repiensen los protocolos y las posiciones oficiales en el hospital en el que nació.


Reflexionando:


Almudena y Alejandro, joven matrimonio de Santander, se han constituido en un claro ejemplo de cómo hay que defender la dignidad sagrada de todo ser humano desde el momento de la concepción. Nos ofrecen su testimonio en el programa “Firmes en la verdad”. Ellos han sido uno entre los muchos casos de acoso a los que la Sanidad española somete a aquellos matrimonios que se niegan a asesinar a sus hijos cuando, durante el embarazo, se enteran de que el niño padece alguna malformación:

La dignidad de la vida humana no viene determinada por un criterio de utilidad. El valor del ser humano no está determinado por lo que es capaz de hacer sino por lo que es. Su grandeza está en su realidad ontológica. Pero da la impresión de que la formulación de las  leyes destinadas a proteger al ser humano son solo un eufemismo teórico que en la práctica se salta a la torera en estados que  se han vendido a multinacionales antinatalistas, verdugos del siglo XXI.


Son numerosos los países que se convierten en asesinos de sus propios ciudadanos desde el vientre materno, haciendo oídos sordos a sus leyes constitucionales, e incluso a la Declaración Universal de Derechos Humanos. Claro está que la indiferencia de los Organismos internacionales frente a esta realidad hace sospechar si no serán los mismos que promulgaron las leyes, los que están promoviendo este genocidio mundial.


Desde hace bastantes décadas nos hemos tragado los típicos tópicos que han hecho del mundo contemporáneo el más ignorante y manipulable de cuantos han existido.


En el tema de la vida, comenzaron hablando de que el ser engendrado “no era un ser humano”, pero la evidencia científica los puso en entredicho. Pasaron a abogar por los “derechos de la mujer”, dándole derecho a matar a su propio hijo: primero según ciertos supuestos, después según una ley de plazos, primero con consentimiento de los padres, después sin ese consentimiento. Después se argumentó con el tema del sufrimiento diciendo que si el niño venía con malformaciones era mejor que no viniese, que para venir a sufrir mejor no nacer, como si el aborto no les doliese, o como si a la mujer que aborta, el matar a su propio hijo no le reportase ningún tipo de sufrimiento. Con medias verdades o descaradas mentiras, se ha ido abriendo cada vez más la gama del aborto, hasta llegar a la situación actual donde parece que eso de abortar no es solo un mal llamado derecho, sino una obligación. Y, por eso, a aquellos matrimonios que no se dejan seducir por la lengua viperina de estos servidores de la muerte, se ven acosados insistentemente para ver si se dejan convencer y matan a un ser inocente.


Es curioso, ni siquiera por los enfermos se preocupan tanto. Para hacerte una operación tienes que esperar meses, a veces hasta años. Y, sin embargo, para realizar un aborto enseguida te atienden, te llaman insistentemente: ¿por qué?


No nos engañemos, la Sanidad actual como sistema, no se interesa por los enfermos. Si fuese así harían todo lo posible para cuidarlos, pero no pocos casos se utiliza este recurso para matar, para dejar que se mueran o para convencerles de que pidan el suicidio asistido. Y se crean leyes para facilitarlo en aras de una supuesta libertad de decisión. Pero cuando se trata de luchar para que un niño pueda nacer, entonces ya no existe esa libertad. Solo se ayuda si lo que se elige es la muerte pero, si se elige la vida, todo son dificultades y trabas.


Desgraciadamente, hemos llegado a un punto, en el que el Estado nos ve tan sometidos que alguno de los que están  en el poder se ve con la suficiente fuerza como para hacer afirmaciones como la de que: “los hijos son del Estado”, y pensar que nadie alzará la voz ante semejante burrada  ¿Tan dormidos estamos?

 

Hna. Estela Morales, SHM

 

Para que pienses:

- ¿Crees que tus hijos pertenecen al Estado? ¿Tiene el Estado derecho de propiedad sobre las personas?


- ¿Qué sentido tiene el sufrimiento?


- ¿Crees que  las personas tiene derecho a escoger el momento de su muerte?


- ¿Estás de acuerdo con que el aborto, el suicidio asistido y todas las acciones contra la vida se solventen con impuestos públicos?


- ¿Quién crees que mueve los hilos en la promoción de la muerte humana?

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