El Santo Grial: Jesús, pelícano bueno

Entre profesionales” te ofrece esta vez un interesante bloque de programas sobre “El Santo Grial”, una de las reliquias más importantes para la comunidad cristiana. https://www.eukmamie.org/es/entre-profesionales/el-santo-grial


Don Jorge Manuel Rodríguez Almenar, presidente del Centro Español de Sindonología, ofrece una serie de pruebas de carácter arqueológico e histórico que ponen de manifiesto la autenticidad del Santo Cáliz: la copa que Jesús utilizó en la Última Cena y que, en la actualidad, se encuentra en la catedral de Valencia (España).

Pero, más importante que el mismo Santo Grial, es el tesoro que contuvo, y que ha hecho del Santo Cáliz una reliquia preciosa: la Sangre de Jesús.


El término «sangre» en hebreo suele relacionarse con elementos que expresan el color rojo, o la tierra arcillosa. En la Biblia se utiliza como “sede de la vida”. De ahí su relación con Dios ya que Él es el Dador, el Dueño y Señor de la Vida.


El tema de la sangre recorre la Biblia de principio a fin. No podía ser de otra manera, ya que esta es el elemento utilizado para sellar la alianza que Dios ha hecho con la humanidad, y que encontrará su plenitud cuando la humanidad goce “al fin, sin fin” de la realidad que se deriva de este pacto. Cuando se aplique la última gota de la Sangre de Jesús, podremos decir que la historia de la salvación ha sido consumada.


En el Antiguo Testamento, las alianzas que Dios hacía con los hombres estaban selladas con el derramamiento de la sangre de animales, que se asperjaba sobre altares y el pueblo, como signo de purificación y consagración. La sangre del Cordero pascual (Ex. 12,7.13), la sangre con la que Moisés roció al pueblo (Ex. 24, 8), y la sangre con la que el sumo sacerdote entraba en el Sancta Sanctorum para la purificación de los pecados el día de la Gran Expiación (Lv. 16, 1ss). Todo esto eran figuras que anunciaban, y desde las cuales se puede interpretar el genuino sentido del derramamiento de la Sangre de Jesús sobre la cruz, y de  su valor.


La efusión de la Sangre de Cristo, es proféticamente prefigurada en el Antiguo Testamento, históricamente realizada en la muerte de Jesús, y sacramentalmente renovada en la Eucaristía. Gracias a ella nos hacemos consanguíneos de Cristo y de María.


Santo Tomás de Aquino llama a Jesús Pelicano Bueno, haciendo referencia a la creencia de que el pelícano se abre el pecho para alimentar con su sangre a sus crías. Jesús se dejó traspasar el corazón y derramó hasta la última gota de su sangre como expiación por nuestros pecados, y para sellar una Nueva Alianza de carácter eterno que se actualiza sacramentalmente en cada Misa.


Pero la sangre de Jesús, además de quitar el pecado, nos da el Espíritu. Una antigua homilía pascual dice: “Bebemos el cáliz de la alegría, la sangre viva y ardiente, marcada por el calor del Espíritu”. El derramamiento de la Sangre de Jesús es la muestra del amor más grande y es, a su vez, fuente de vida. El Espíritu Santo es el Amor en la Trinidad y es el dador de vida, por eso Espíritu y Sangre están íntimamente relacionados.


Hna. Estela Morales, SHM

 

Para que pienses:


- ¿Sabes qué es una reliquia? ¿Consideras que el valorarlas es un acto de idolatría?


- Hay sectas que, aparentemente fundamentadas en la Escritura, no permiten las transfusiones de sangre. ¿Qué piensas sobre esto? ¿Es correcto?


- ¿Qué le dirías a alguien que acusase a los cristianos de canibalismo porque dicen que comen y beben el Cuerpo y la Sangre de Jesús?


- ¿Conoces algún santo que haya tenido una devoción especial a la Sangre de Cristo? ¿Qué decían sobre esta?

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