Masoneria: Aerofagia luciferina y gases para todos

Aquí huele mal

Aunque se vino gestando en un periodo anterior, el origen oficial de esta secta, religión satánica, o como lo quieras llamar, lo encontramos en Londres en 1717.


Toman su nombre de las cofradías cristianas medievales dedicadas a la construcción. En 1717 se juntaron cuatro logias e hicieron una quema de los reglamentos que regían estas cofradías cristianas para indicar la ruptura con ellas. Se funda así la masonería especulativa, filosófica, que se dedicará a difundir sus principios masónicos por todas partes.


Tiene formas diferentes, aunque en esencia son lo mismo. Así, encontramos una masonería llamada regular que nace, según ellos, al servicio del Estado y en colaboración con él, por ejemplo, la británica. De ahí que la casa real en este país haya estado siempre tan vinculada a esta secta. La masonería irregular ha obedecido tradicionalmente al Gran Oriente Francés. Es irregular no solo porque no colaborase con el Estado, sino porque va en su contra. Y porque no obedecen los preceptos masónicos que contienen las Constituciones de Anderson, primer reglamento masónico de 1723.


La extensión de los principios masónicos tiene su caldo de cultivo en la Ilustración. Los masones se van a encontrar con la facilidad de que la Ilustración radical francesa nace con notas comunes a sus creencias: un dios arquitecto desentendido de la obra por él creada (Deismo); aversión al cristianismo y la Iglesia católica; rechazo a la Revelación, Racionalismo… Con estas connotaciones, Ilustración y Masonería van a ir de la mano y a identificarse. Y esto, no solamente en Francia. Tenemos por ejemplo que, en Baviera en este mismo siglo, nace la Masonería iluminista que es esencialmente luciferina y que tuvo mucho que ver en la Revolución francesa. De hecho, la ejecución del rey Luis XVI y la creación de la Guardia Nacional francesa se había aprobado ya en un concilio masónico celebrado en Alemania años antes del estallido de la Revolución en Francia. Estaba todo programado.


Silencio que ahoga

El secreto es una táctica eficaz de la masonería para infiltrarse de modo inadvertido y no provocar reacciones.
Los masones califican a esta organización  de «discreta», pero en realidad es  «secreta». Ni siquiera ellos saben lo que sucede en los grados posteriores. Los tres primeros grados, llamados grados azules, que son necesarios para ser considerado masón con todos los derechos y obligaciones, están presentes en todas las «obediencias» o ramas masónicas: Aprendiz, Compañero y Maestro. Por ejemplo, los masones del primer grado pertenecientes al Rito Escocés Antiguo y Aceptado (REAA) conocen solamente lo de este grado, e ignoran lo de los 32 restantes; en el Rito Misraim o egipcio hay 89 y pasa lo mismo...


Para mantener el silencio, los masones tienen obligación, bajo juramento reforzado por la amenaza de castigos horribles, de guardar secreto absoluto de lo que hacen o ven en las logias, de los nombres de los demás masones...


En ocasiones, romper el secretismo se ha castigado con la vida. Y eso está en los rituales cuando juran fidelidad a la logia. Aceptaban que se les decapitase si rompían el secreto, que se les cortase la lengua y se enterrase en la playa, aceptaban la evisceración.


Hasta los años 70, todo esto estaba en los rituales. De hecho, ese año apareció un libro —«Oscuridad visible» escrito por Walton Hannah, en el que demuestra todo esto y hace público que en la Logia se creía en Jabulón, acrónimo de Jahvé —Dios judío—, Baal —dios de los Cananeos— y On —por la antigua ciudad donde había un templo de adoración al Sol—. En la religión anglicana había muchos masones, incluso el obispo de Canterbury pertenecía a la masonería, pero tras lo que publicó Hannah muchos obispos y sacerdotes se dieron de baja. Un año después, Hannah murió en extrañas circunstancias.


NOM: una letrina global

Nuevo Orden Mundial  es un término atribuido  al judeo masón Adam Weishaupt, fundador de los masones Illuminati en el s. XVIII, los cuales fueron perseguidos  porque se descubrió documentación en la casa de Weishaupt que planeaba derrocar las monarquías de Europa y acabar con la Iglesia Católica.


Podemos encontrar este término en el símbolo Illuminati del Sello de Estados Unidos con las palabras en latín Novus Ordo Seclorum (Nuevo Orden de los Siglos), que fue impreso en los billetes de un dólar desde 1935.


La masonería siempre ha tenido un proyecto mundialista de control. El proceso de globalización —iniciado a fines del siglo XX en todo el planeta— ha sido el principal medio para intentar establecer este nuevo orden. Por eso, la globalización impone la destrucción de cualquier «frontera» de tipo nacional, económica, cultural, política y religiosa, para así unificar a la humanidad bajo un gobierno mundial, con una moneda única y una religión universal.


La pretensión última de los dirigentes de las distintas logias masónicas, es el establecimiento de un gobierno mundial, a cuyo timón estarían los sionistas masónicos. Luciferino grupo, sinagoga de Satanás, al que pertenecen los grandes magnates sionistas que dirigen el mundo de las finanzas y sus secuaces. Entre otros: Henry Kissinger, George Soros, las dinastías Rockefeller y Rothschild… que controlan con su poder económico a la mayoría de los gobiernos actuales, y los medios de comunicación masiva, forjadores del pensamiento de las masas actuales que anestesiadas en el vicio y la diversión, besan la mano de sus estranguladores.


David Rockefeler, hace más de 30 años, en la cena de los embajadores de Naciones Unidas dijo: «Todo está preparado para un gran cambio. Ahora solo es necesario una gran crisis que lo propicie».


«Cuando el Nuevo Orden Mundial sea implementado, el mundo será muy diferente», prometió el masón Henry Kissinger en una declaración. Y añadió: «No habrán quedado muchos, pero todo será mejor para la gente». Cabe preguntarse: ¿para qué gente?


Para conseguir esto, tienen que debilitar a los pueblos y están provocando, tanto en el individuo como en las comunidades, un procedimiento de desarraigo paulatino de las propias raíces, buscando desvincularlos de todo lo que ha contribuido a su formación hasta ese momento, de manera especial si a ello ha contribuido el cristianismo. De ahí surge: la destrucción de la familia; la imposición de ideologías por parte de organismos supranacionales como la ONU que coaccionan la libertad de expresión; el intento de supresión de las soberanías nacionales; el control de los medios de comunicación y redes sociales.


Este sangriento sistema de globalización materialista, niega la humanidad. Ya solo importa transformarla en mercado, consumidor, cifra, capital… «El objetivo de los opresores es destruir la diversidad, exterminar las razas creando una mega-raza mestiza de esclavos adoradores de Sion, fácilmente dominables».


Al mismo tiempo, intentan —a través de clubes exclusivos— controlar y gobernar a la élite de la sociedad y a los gobiernos, destruyendo así las democracias que son solo una pantomima de los amos del capital internacional.


Además, los masones se infiltran en los movimientos ideológicos extremistas o crean otros nuevos, enfrentándolos unos contra otros, al igual que enfrentan a las naciones, para lograr su objetivo de transformación de la sociedad. En aras de ese gobierno mundial, los organizadores están conduciendo a las masas al caos, por medio de la guerra. Una guerra a la que se llegaría con la división del mundo en dos. Antigua astucia satánica: «divide y vencerás».


En medio del caos se presentarán a sí mismos como la solución ideal a la dramática situación de la humanidad. Ellos, clase superior, son los predestinados para dirigir a la pobre masa que nada sabe. Protocolo de Sión XXII, párrafo 3: «¿Será, pues, necesario todavía demostrar que nuestro gobierno está predestinado por Dios? Lo que no podremos probar por medio de esta enorme riqueza es que todo el mal que nos hemos visto obligados a causar durante tantos siglos ha servido finalmente al verdadero bien, a poner todo en orden... El orden se restablecerá, en parte, por medio de la violencia, pero se restablecerá al fin. Sabemos probar que somos bienhechores de la humanidad».


Respirando azufre

En masonería se adora a Lucifer, que es considerado como el gran aliado del hombre. Ellos afirman que lucifer es el portador de la luz, que quiso llevar al hombre a la sabiduría y por eso Dios los castigó a ambos echándoles del paraíso. En algunos ritos adoran a Baphomet, que no es sino el mismo Satanás disfrazado en un dios andrógino, mezcla de hombre, mujer y macho cabrío. Vamos toda una síntesis de ideología de género.


Entre otras cosas, en el grado 29 del rito escocés se les hace pisar la cruz. Y en el grado Caballero Masón VI de la Orden Illuminati, también se les hace tirar la cruz y decir: «¡Que esta cruz, como símbolo de la muerte y de la destrucción, desaparezca del mundo! ¡Que la luz de Baphomet la suplante! ¡Gloria a ti, dios verdadero, Baphomet, el dios de la luz y de la iniciación!».

Para que pienses:

- ¿Crees que masonería y cristianismo pueden ser compatibles?

- ¿Por qué crees que la Iglesia y los documentos pontificios siempre han hablado en contra de la pertenencia a la masonería?

- ¿Qué daños puede causar a una nación el que su gobierno esté dirigido por masones?

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