Cristianos en la tierra de Jesús

Tras las huellas de Nazareno”, la serie de la Fundación EUK Mamie – HM Televisión sobre la Iglesia perseguida hoy, tiene como invitado a Su Beatitud Mons. Fouad Boutros Ibrahim Twal, Patriarca Latino de Jerusalén.

Mons. Fouad Twal nos acerca a la realidad de nuestros hermanos de Tierra Santa haciendo un rápido recorrido acerca de la situación de los cristianos en la tierra de Jesús. Nos hablará del papel del pueblo cristiano en los conflictos políticos y religiosos de Tierra Santa, de la importante presencia de las comunidades religiosas allí presentes, del florecimiento de vocaciones sacerdotales en la Tierra de Jesús...


Su Beatitud Mons. Fouad Boutros Ibrahim Twal, Patriarca Latino de Jerusalén, comienza su diálogo con HM Televisión explicando que el Patriarcado Latino de Jerusalén tiene jurisdicción sobre Chipre, Israel, Palestina y Jordania. Es precisamente en Jordania donde la Iglesia Católica tiene una mayor presencia de fieles cristianos, la mayor parte de las escuelas que dependen del Patriarcado y el 80 % de sus seminaristas.

El Patriarca describe la situación concreta de Jerusalén en el actual contexto sociopolítico: “Gracias a Dios, el seminario de Jerusalén está lleno, lleno de jóvenes, hermoso. Solo que la Iglesia en Jerusalén son pocos, pocos fieles... En toda Jerusalén, entre la ciudad antigua y la ciudad nueva somos solamente diez mil cristianos, entre católicos, ortodoxos y protestantes. Mientras que los musulmanes son doscientos cincuenta mil y los israelitas son medio millón”. La situación provoca una seria reflexión en Mons. Twal: “Esto nos hace volver al Evangelio, recordar las palabras del Señor cuando decía: Seréis la sal de la tierra. Espero que nuestros fieles sean responsables de su vocación de dar sabor a la sociedad”.

mons twal 2Aunque los cristianos sean porcentualmente una minoría en Jerusalén, su presencia es considerada por el Patriarca como necesaria e importante: “Entre los musulmanes por una parte y los hebreos por otra, nosotros podemos hacer de almohadilla, de puente de paz, de educación. Nuestra fuerza no es nuestro número, somos pocos. Nuestra fuerza no es el ejército, que no tenemos. Pero nuestro testimonio, nuestra caridad, nuestras instituciones, las escuelas, las iglesias, las comunidades religiosas - de las que hay tantas entre nosotros - son nuestra fuerza. Nuestra fuerza es la oración. El sacrificio es nuestra fuerza, la Cruz Santa. Uno no puede vivir y trabajar en Jerusalén sin Cruz, sin el Calvario. Esto lo ha dicho el Señor, pero lo olvidamos a menudo”.

No es una situación fácil la de la Iglesia en Tierra Santa, pero su Patriarca es un hombre de fe que se sabe sostenido en su ardua misión por la oración de muchas almas consagradas y de muchos fieles en todo el mundo: “Tenemos muchas comunidades religiosas en Jerusalén, un centenar. Esta es mi fuerza, esta es mi fuerza. Por ello me siento fuerte, no tengo miedo. Mientras haya este ejército de hermanas, de sacerdotes, de religiosos que rezan por nosotros, no tengo miedo, seguimos adelante con valentía. Luego hay una solidaridad mundial con Jerusalén, que es vuestra casa, vuestra ciudad, vuestras raíces, vuestra Iglesia Madre”.

Preguntado sobre la convivencia entre las distintas religiones en Tierra Santa, el Patriarca de Jerusalén responde ante las cámaras de HM Televisión: “En los últimos años se ha dado un despertar del fanatismo religioso, tanto por parte de los musulmanes del Medio Oriente y también de Europa, como de los israelitas entre nosotros, a cada cual peor. El fanatismo y el extremismo es siempre malo, es siempre extremismo. Nosotros intentamos hacer todo lo que podemos por crear una atmósfera de paz: con nuestra amistad, con nuestras escuelas, con nuestra oración, con nuestra Caritas… actividades en las que todos son aceptados, musulmanes, cristianos, ortodoxos... Luego, en las escuelas, donde hay tantos niños de todas las procedencias, ahí es donde empieza el buen diálogo. (…) Usamos todos los medios que tenemos, y nos apoyamos en vuestras oraciones y en la solidaridad mundial de la Iglesia Universal, para salir al encuentro de las necesidades de la pequeña iglesia Católica que ha quedado en Tierra Santa”.

A pesar de las serias dificultades por las que atraviesa, Mons. Fouad Twal es rotundo: “(En Tierra Santa la Iglesia Católica) no desaparecerá jamás. A nivel humano, todo puede suceder, a nivel humano. Pero Tierra Santa no existe solo a nivel humano. Tierra Santa es la tierra de Jesús, y Él es quien ha dicho: No tengáis miedo, no os dejaré jamás. (…) Él camina con nosotros. Cuanto más sufrimos, más camina Él con nosotros. Él camina, escucha, y al final interviene, no nos abandona nunca. Esperemos que tampoco nuestros cristianos nos dejen, me apoyo en vuestras oraciones”.









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