
Con motivo del 350 aniversario de la canonización de S. Fernando, que tendrá lugar en febrero de 2021,
H.M. Televisión ha querido producir un nuevo documental: Fernando III el Santo, un reinado en defensa de la cristiandad.
Actualmente podrán ver «Fernando III el Santo, un reinado en defensa de la cristiandad» a través del servicio de Vimeo on Demand (VOD).

Fernando III el Santo tomó conciencia de su misión e hizo de su reinado una cruzada que tenía como objetivo restaurar la España cristiana frente al enemigo musulmán. Luchó bajo el signo de la Cruz y extendió el amor y la devoción a María Santísima por todos los territorios que reconquistó. Por eso se denominaba: «Caballero de Jesucristo, Siervo de la Virgen Santísima y alférez del Apóstol Santiago».
¿Por qué ahora?
En el 2021 se cumplirá el 350 aniversario de la canonización de San Fernando.
Aquellos que amamos nuestras raíces y nuestra identidad cristiana y que reconocemos la grandeza de nuestros santos, que tanto han hecho por la extensión de la cristiandad, no podemos sino agradecerles y reconocer su papel en la Historia. Fernando III, el Santo, es un personaje fundamental en su tiempo y en el transcurso de la Historia que llega hasta nuestros días, consiguió la mayor unificación de la España que hoy conocemos. En su persona se unificaron los reinos de Castilla y León por designio de la providencia divina y en su proyecto y misión estuvo presente la recuperación para la cristiandad de gran parte de los territorios invadidos por los musulmanes. Verdadero “atleta de Cristo”, como le llamó el Papa Gregorio IX , y “campeón invicto de Jesucristo” designado posteriormente por el Papa Inocencio IV.
INTERVIENEN

P. Rafael Alonso Reymundo
Catedrático de Geografía e Historia
«Las cruzadas del s. XIII no se limitaron solo a la conquista de los Santos Lugares. También aquí, en España, los musulmanes habían arrebatado sus tierras a los cristianos. Estos se habían hecho fuertes en el norte de la península, desde donde varios monarcas trataban de reconquistar el reino perdido y restituir de nuevo la monarquía visigoda».

D. Rafael Sánchez Saus
Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Cádiz
«Hacer coincidir las bodas del Rey con Dña. Beatriz de Suabia y su solemne investidura como caballero, significa que él se preparaba no solo para su boda, sino para asumir la plenitud del papel que representaban las bodas reales desde el punto de vista familiar y de estirpe. Estamos en una época profundamente cruzada y San Fernando es, ante todo, un rey cruzado. Para él, la asunción de la caballería significa dar fe pública de que todos esos grandes ideales, militares y religiosos, están representados en su persona».

D. Manuel García Fernández
Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Sevilla
«La Reconquista está plagada de hechos milagrosos, que los promotores de la santificación de San Fernando van a utilizar como argumento ya en el siglo XVII. Desde luego, la devoción de San Fernando a Santa María la recogen las mismas crónicas de su época, como La crónica de los veinte reyes, La crónica Tudense o La crónica general de España, que mandó redactar su hijo Alfonso X y en la que abundan frases como: “Santa María, cuyo siervo somos”».

Dña. Margarita Torres Sevilla-Quiñones de León
Doctora en Historia Medieval por la Universidad de León
«Asombra su excelente talla como estratega, como general, como hombre de armas. Es un perfecto caballero, sí. Pero es también un gran general que se sabe asesorar, que escucha mucho, que toma decisiones muy correctas. En 1225, antes de llegar a ser Rey de León, consigue que el Papa le conceda una “Bula de Cruzada”. Desde 1225, quien combatía bajo las banderas de Fernando III, combatía como cruzado en defensa de la cristiandad».

D. Félix Martínez Llorente
Catedrático de Historia del Derecho y de las Instituciones de la Universidad de Valladolid
«Fue un gran hombre de fe. Como Miles Christi, atribuía todo el mérito de sus éxitos a Dios. Cautivó y cultivó el amor a Santa María Virgen. Ponía bajo el amparo de la Virgen todas y cada una de sus campañas y, sobre todo, las ciudades que ganaba, como es el caso de Úbeda, de Jaén, de Córdoba o de la misma Sevilla. De ahí que se hable de Andalucía, hasta nuestros días, como de la “Tierra de María Santísima”».

D. Emiliano González Díez
Catedrático de Historia del Derecho y de las Instituciones españolas de la Universidad de Burgos
«Cuando San Fernando se vio a las puertas de su muerte, se aferró a la cruz, besándola varias veces, y se ató una soga, señalando la desnudez y su retorno a la otra vida».

P. Santiago Cantera Montenegro
Doctor en Historia Medieval por la Universidad Complutense de Madrid
«Es sobre todo la idea de reconquistar un reino perdido, el reino de los Godos, un reino cristiano, un reino católico, que una fuerza extranjera había ocupado. El componente religioso de la Reconquista surge desde el primer momento. La fe religiosa de San Fernando era inquebrantable. Y esa fe le llevó a ensanchar la cristiandad. Sobre todo, a ensanchar las enseñanzas de la Iglesia allá donde gobernaba».

D. José Sánchez Herrero
Catedrático emérito de Historia Medieval de la Universidad de Sevilla
«San Fernando se consideró un Miles Christi. Su gran preocupación fue la defensa de un reino que es cristiano, la defensa de la Cristiandad. Se identifican el reino y la cristiandad, la cristiandad hispana. Su devoción principal, sobre todo lo demás, es Dios. Toda la religiosidad de San Fernando queda resumida en una palabra: Dios, Dios, Dios. De Dios viene, por Dios actúa».

Dña. Gloria Lora Serrano
Doctora en Historia Medieval por la Universidad de Córdoba
«De forma bastante imprudente, cruzó desde Benavente hasta Córdoba, que es casi la mitad de su reino, en pleno invierno, en unas condiciones terribles. Llegó cerca de Córdoba, a la altura de Alcolea, aproximadamente en el mes de febrero. Organizó lo que se llama “el sitio”, o “el cerco”, y unos meses más tarde, Córdoba era por fin una ciudad cristiana. Fernando III dispuso que, antes que nadie, en Córdoba entrara en primer lugar la cruz».

Dña. Margarita Cantera Montenegro
Doctora en Historia Medieval por la Universidad Complutense de Madrid
«San Fernando es definido, por todas las fuentes de la época, como un hombre profundamente religioso. Todas las crónicas destacan en él dos virtudes, difíciles quizá de compatibilizar con el ejercicio del poder político que tenía: la humildad y la castidad. Todos los éxitos que alcanza, los atribuye siempre a Dios, no a su mérito personal. Huye, en lo posible, del lujo de la corte y de la preeminencia que da el poder político. Es uno de los pocos reyes medievales del que no se conoce ninguna relación extramatrimonial».

D. Antonio Ramos Puerta
Expresidente de la Asociación de fieles de Ntra. Sra. de los Reyes y San Fernando
«En San Fernando, toda su vida, toda su justicia, toda su misericordia, no eran cualidades humanas, sino virtudes aprendidas de Jesucristo. Nos propone que todo lo que hagamos en la vida tenga una finalidad, y que esa finalidad sea buscar el bien. Y el mayor bien que hay es Dios».

D. Hugo Santos Gil
Hermano Mayor de la Hermandad de Nuestra Señora de Valme, Sevilla
«La historia de la devoción a la Virgen de Valme se remonta a la época de la conquista de Sevilla. Estando las tropas de San Fernando acampadas en el Cerro, ante la especial dificultad que presentaba esta batalla, el Rey invoca la protección ―el valimiento― de la Virgen, de la que era muy devoto, con esa súplica tan conocida y tan querida para nosotros: “Váleme, Señora, a conquistar Sevilla, a devolverla a la fe cristiana”. Y, el santo Rey le promete a la Virgen construirle en ese mismo lugar una ermita en la que colocaría una imagen que llevaba en sus campañas militares, y ofrecerle también el primer pendón que le conquistara a los musulmanes de Sevilla».

D. David Rivera López
Hermandad de la Virgen del Águila, Sevilla
«La historia del Santuario de Ntra. Sra. del Águila se remonta al año 1246, cuando el rey Fernando III de Castilla toma la villa y decide encomendar la antigua mezquita a la Virgen, Nuestra Señora».

REY
«Ha llegado la hora señalada por Dios omnipotente en que puedo servir a Jesucristo, por quienes los reyes reinan, en la guerra contra los enemigos de la fe cristiana para honor y gloria de su nombre».
SANTO
«Señor, dísteme reino, honra y poder sin merecimientos. Todo cuanto me diste te entrego, y te pido, al entregarte mi alma, que seas servido de usar con ella de tu divina misericordia».

Reliquias y objetos

Espada
Lobera era la espada del rey Fernando III el Santo, hoy en día conservada como reliquia en la Catedral de Sevilla. Lobera sale cada 23 de noviembre en procesión para conmemorar la reconquista de Sevilla en 1248 por dicho rey.

Virgen de las Batallas
Es una magnifica escultura de marfil del s. XIII, de unos 40 centímetros de altura. Representa a la Virgen con el Niño y se conserva en la cripta de la Catedral de Sevilla sobre un pequeño altar. Puede decirse que esta pequeña imagen era la compañera de batallas de Fernando III el Santo, pues siempre le acompañaba en sus múltiples y exitosas campañas contra los infieles. Cuando descansaba, el Santo Rey la tenía a la cabecera de su cama y, en los momentos más difíciles, pasaba largas horas arrodillado a sus pies.

Virgen de los Reyes
Fernando III el Santo propagó la devoción a la Virgen María allá por donde pasaba. Llevaba siempre con él una imagen de Nuestra Señora, a la que invocaba como protectora en sus batallas. Cuenta la leyenda que, en sueños, se le apareció la Virgen. El Santo Rey mandó hacer una talla de la imagen vista, que le acompañara en la Reconquista. Era la Virgen de los Reyes.

Virgen de la Antigua
La capilla de la Virgen de la Antigua, de la Catedral de Sevilla, custodia una imagen que, según la leyenda, le fue mostrada al rey Fernando III el Santo durante la conquista de Sevilla. Antes de la entrada en la ciudad del ejército cristiano, un ángel condujo al Rey San Fernando al interior de la mezquita principal de la ciudad. Allí, detrás de un muro que se hizo transparente, pudo ver la imagen de la Virgen de la Antigua que permanecía allí oculta desde hacia siglos.

Cuerpo incorrupto de San Fernando
Los restos de San Fernando se encuentran en una urna depositada en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla, donde se ofrecen a la veneración de los fieles. La urna que contiene los restos incorruptos de San Fernando se abre al público cuatro veces al año: el 14 de mayo, día del traslado de su cuerpo a dicha urna en 1729; 30 de mayo, fecha de su muerte; 22 de agosto, en la conclusión de los actos de culto a la Virgen de los Reyes; y 23 de noviembre, día de la entrada en Sevilla como culmen de la Reconquista de Sevilla en 1248.

Restos de Alfonso VIII de Castilla y Leonor de Plantagenet
Los sepulcros del rey Alfonso VIII de Castilla y de la reina Leonor de Plantagenet, abuelos de Fernando III el Santo, se halla en el coro de la iglesia del Monasterio de Sta. María la Real de las Huelgas, en Burgos.

Pendón de San Fernando
El Pendón de San Fernando es una de las banderas históricas de España, con la que Fernando III el Santo tomó la ciudad de Sevilla en 1248. Actualmente se conserva en la Catedral de dicha ciudad.

Pendón de las Navas de Tolosa
Tapiz musulmán conservado en el Monasterio de Sta. María la Real de las Huelgas, en Burgos. Es llamado Pendón de las Navas de Tolosa, pues fue tomado por el rey Alfonso VIII de Castilla al jefe almohade Muhammad ben Yaqub. Muy ricamente decorado, las bandas superior e inferior llevan escritas frases de significado religioso.

Cruz Navas de Tolosa
Cruz del s. XIII que, según la tradición, portó el arzobispo Rodrigo Jiménez de la Rada en la Batalla de las Navas de Tolosa. Se encuentra en el Monasterio de Sta. María la Real de las Huelgas, en Burgos.

Sepulcro de Dña. Berenguela de Castilla
Sepulcro de la reina Doña Berenguela, hija de Alfonso VIII de Castilla, esposa de Alfonso IX de León y madre de Fernando III el Santo. Se encuentra en el coro de la iglesia del Monasterio de Sta. María la Real de las Huelgas, en Burgos.

Sepulcro de Alfonso X el Sabio
Los restos del rey Alfonso X el Sabio, sucesor de Fernando III el Santo, se encuentran en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla.
Lugares

Plaza Mayor de Valladolid
Aunque Doña Berenguela había proclamado rey de Castilla a su hijo Fernando en Autillo del Campo, la coronación oficia tuvo lugar algunos días después, en la que hoy se conoce como Plaza Mayor de Valladolid. Allí se exhibe una placa en la que se puede leer textualmente: «En esta plaza antigua del Mercado fueron coronados reyes de Castilla Dª Berenguela y D. Fernando III el Santo. El 1 de julio del 1217. La ciudad de Valladolid en el VII centenario». Terminado el acto, Fernando III el Santo y su madre se trasladaron a la Colegiata de Santa María para entonar un Te Deum.

Monasterio de San Salvador en Oña
En el Monasterio de San Salvador de Oña, en la provincia de Burgos, se encontraba una antigua imagen de María Santísima a la que acudían los fieles con gran devoción y fe. A ella acudió Dña. Berenguela para pedir la curación de su hijo, San Fernando, que había sido desahuciado por los médicos. Y allí fue sanado totalmente por la Reina del Cielo.

Castillo de la Peña de Martos
La fortaleza árabe de la Peña de Martos era considerada, en la Edad Media, como un lugar inexpugnable debido a la altura de la posición y a la sólida muralla que la defendía, vertebrada por varias torres. En 1225, ‘Abd al-Mu ‘min al-Bayyasi, jefe almohade de Baeza, con el objetivo de declararse independiente del califa ‘Abd al-Adil, rindió vasallaje a Fernando III el Santo, al que entregó la Peña de Martos y Andújar. A cambio, pidió el apoyo del rey cristiano contra el califa cordobés.
En 1226, San Fernando cedió el control de Martos y sus términos a don Alvar Pérez de Castro. A partir de 1228, Martos se convirtió en centro de la Encomienda de la Orden de Calatrava en el Reino de Jaén. Los calatravos fortalecieron las defensas de la Peña de Martos, levantaron la Torre del Homenaje y dotaron la fortaleza de capilla, aljibe, horno, molino y lagar.

Castillo de Calatrava
La Orden de Calatrava fue una de las más importantes órdenes militares de la Edad Media. Los Caballeros de la Orden de Calatrava, también conocidos como Caballeros calatravos, combatieron junto a San Fernando por la Reconquista de España, convirtiendo el Castillo de Calatrava en su sede maestral.
El Castillo, Convento e Iglesia de Calatrava la Nueva está situado al sur del municipio de Aldea del Rey (Ciudad Real). Adquirió gran relevancia histórica tras la Batalla de las Navas de Tolosa, en el año 1212, gracias a su privilegiada posición geográfica. Sirvió de castillo frontera frente al Castillo de Salvatierra, situado a poca distancia del lugar y defendido por tropas musulmanas.

Castillo del Berrueco
El Castillo de Berrueco, se encuentra entre las localidades de Torredelcampo y Fuerte del Rey. Su origen es islámico, construido en torno al siglo XII, aunque muy reformado tras ser conquistado por Fernando III el Santo en 1243, momento en el que se fortalecieron sus defensas con almenas y ladroneras y se reestructuró el espacio interior.

Castillo de Alcaudete
El Castillo de Alcaudete fue levantado por los árabes sobre los restos de una antigua fortaleza romana. Aunque fue sometido por los cristianos por primera vez en el año 1085, durante el reinado de Alfonso VI, se sucedieron casi dos siglos en los que el castillo fue cambiando de manos hasta que San Fernando lo conquista definitivamente en 1240. Fue cedido por el Rey a la Orden Militar de Calatrava, que formaba allí a sus monjes-soldado. La Orden Militar de Calatrava destruyó el alcázar islámico y levantó el castillo que conservamos en la actualidad. Construyó las caballerizas, los refectorios, la sala capitular, dos aljibes más y la Torre del Homenaje, de 22 metros de altura.

Castillo de Giribaile
Desde el Cerro de Giribaile, en la provincia de Jaén, se controlaba una amplia zona estratégica, minera y agrícola. A partir de la invasión musulmana, en el siglo VIII, los árabes levantaron una fortaleza en Giribaile, aprovechando elementos defensivos de una antigua fortaleza romana. A partir de la segunda mitad del siglo XII, y para prevenir avances de tropas cristianas sobre al-Andalus, los almohades reforzaron y crearon nuevas estructuras utilizando tapial de argamasa. A pesar de las medidas tomadas, la derrota de los musulmanes en Las Navas de Tolosa, en 1212, hizo que Giribaile fuera conquistado por Fernando III, en 1227, en el que Acet-Aben Mohammed entregó el castillo en señal de vasallaje. Posteriormente, Alfonso X, encomendó la custodia del Castillo de Giribaile a los Caballeros calatravos.

Monasterio de Santa María la Real de las Huelgas
En el paraje burgalés de Huelgas del Rey, lugar de paso ineludible en el Camino de Santiago, fue fundado en el año 1187 por Alfonso VIII y la reina doña Leonor el monasterio de Santa María la Real. Se trata del principal monasterio cisterciense femenino en España y cabeza de todos los que se implantaron en la corona de Castilla. Entre batalla y batalla contra los almohades, aquí se nombraba caballeros a futuros reyes, se les coronaba y también se les enterraba.
Tres días antes de su boda con Dña. Beatriz de Suabia, San Fernando recibió el Orden de la Caballería en el Monasterio de Santa María la Real de la Huelgas, en Burgos, precedido de una vigilia de armas. Era costumbre de la época que los nobles de nacimiento se hicieran armar caballeros siguiendo el ritual establecido. La víspera del día señalado Fernando veló las armas en el Monasterio de Las Huelgas.

Capilla de Villaviciosa
En un primer momento, tras la conquista de la ciudad por parte de Fernando III el Santo en 1236, el culto católico se adapta al espacio del antiguo oratorio musulmán. Desde 1236 a 1607, este espacio fue la capilla mayor de la Catedral, donde tuvieron lugar el rezo de las horas canónicas, la misa conventual diaria y las ceremonias pontificales. Desde 1607 a 1879, abandonado ya el lugar por la construcción del crucero, quedará como capilla de Villaviciosa. Fue en este lugar donde, tras la bendición del templo por el obispo de Osma y bajo el lucernario de al-Hakam II, se celebró la misa de Dedicación de la Catedral en 29 de junio de 1236 y donde asistió a misa, en el recién estrenado templo cristiano, el rey San Fernando al día siguiente, 30 de junio.

Peleas de Arriba - Valparaíso
El nacimiento de San Fernando tuvo lugar en el año 1201, en el municipio de Peleas de Arriba. Sus padres estaban acampados en el monte, durante un viaje de Salamanca a Zamora. Una vez coronado rey, en ese paraje, fundó Fernando III el Santo el Monasterio de Santa María de Valparaíso, que fue en sus días uno de los mayores centros del Císter en España. Desaparecido el monasterio, encontramos en el lugar un monumento conmemorativo consistente en una pequeña capilla construida por el Arma de Ingenieros del Ejército español.

Navas de Tolosa

La Real Colegiata Basílica de San Isidoro
Fernando III el Santo cuidaba con gran delicadeza el decoro de las sagradas reliquias de los santos. La Real Colegiata de San Isidoro, en León, alojaba los restos de San Isidoro de Sevilla. El Rey la encontró muy deteriorada por el paso del tiempo y se apresuró a reconstruirla. Este monasterio se convirtió en lugar de retiro espiritual para San Fernando, donde pasaba mucho tiempo con el Señor, al que gustaba consultar sobre sus asuntos más íntimos. San Fernando tenía también mucha confianza en la intercesión de San Isidoro, de suerte que, antes de partir para la conquista de Sevilla, se hincó de rodillas ante el sepulcro del santo y, según refiere el obispo de Tuy, le dijo con gran devoción de corazón: «O! bienavanturado confesor Isidoro, que siempre fuiste aiudador é defensor de los reyes de España, aiuda a tu siervo, é tu pariente; porque tú sabes que de todo corazón te amo, e confío en ti, e creo ser aiudado por tus santos ruegos, e prometo darte tu parte de aquellas cosas que ganare».

Catedral de Sevilla
A finales del siglo XII el califa Abú Yuqub Yusuf manda a construir una gran mezquita para la ciudad almohade de Sevilla. Se levanta entonces el alminar que más tarde se convertiría en la famosa Giralda. A mediados del siglo XIII, Fernando III el Santo conquista la ciudad para los cristianos. En 1248 la mezquita pasa a convertirse en la iglesia de Santa María y catedral de la ciudad, siguiendo una costumbre que se había hecho habitual en los procesos de reconquista de las grandes ciudades musulmanas. De esta forma se conseguía habilitar, en un breve plazo de tiempo, un lugar amplio para la celebración del culto cristiano y el restablecimiento de la sede episcopal sin tener que invertir mucho esfuerzo, ni mucho capital, ni emplear demasiada mano de obra en nuevas construcciones edilicias en momentos en que lo prioritario era la reorganización social, política y militar. En ese templo, San Fernando mandó a construir una Capilla Real en la que fue enterrado unos años más tarde.
En los siglos posteriores tanto la Giralda como la catedral sufren diversas modificaciones y ampliaciones. Hoy, la Catedral de Sevilla es el templo gótico más grande del mundo. En 1987, la Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad y en 2010 fue declarada Bien de Valor Universal Excepcional.

Alcázar de Sevilla
La fortificación sobre la que se alzan los Reales Alcázares de Sevilla se construyó sobre un asentamiento romano y más tarde visigodo. A partir del año 720 d.C. los árabes lo utilizaron como la residencia de sus gobernantes, situado en una zona estratégica de Sevilla para garantizar su seguridad. Tras la Reconquista de Sevilla, en 1248, el Alcázar fue elegido por Fernando III el Santo para su alojamiento, pero no realizó ningún trabajo de mejora o adaptación del lugar. En este mismo lugar, cuatro años después, el Rey Santo entregó su alma al supremo Rey y Hacedor. Era el 30 de mayo de 1252.
Sus sucesores mantuvieron la corte cristiana en los Reales Alcázares, completando el conjunto arquitectónico con nuevas edificaciones. Por eso, actualmente, el Alcázar de Sevilla ofrece una gran variedad estilística, reuniendo elementos propios del arte musulmán, gótico, renacentista, barroco y romántico, así como algunos de los mejores ejemplos del estilo mudéjar. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, el Real Alcázar de Sevilla es el palacio en uso más antiguo de Europa.

Catedral de Toledo
La Santa Iglesia Catedral de Toledo, consagrada a la Virgen María en su Asunción a los Cielos, comienza a construirse en el año 1227, sobre los cimientos de la catedral visigoda levantada por Recaredo en el s. VI, que fue utilizada como mezquita durante la dominación musulmana. Fernando III el Santo estuvo presente en la ceremonia oficial de la bendición y puesta de la primera piedra, llevada a cabo por el arzobispo D. Rodrigo Jiménez de Rada.
Puede afirmarse que es un templo único, de grandiosas dimensiones. En efecto, mide 120 m de largo por 60 m de ancho, de forma que solo la Catedral de Sevilla la supera en tamaño dentro de España. La Catedral Primada de Toledo es una espectacular pieza de la arquitectura y el arte español. En ella encontramos la huella de todos los estilos artísticos predominantes en la Historia de España. Estructura gótica en su construcción, yeserías y techos de traza árabe en la sala capitular, influencias del barroco en su Transparente, del neoclásico en la Puerta Llana… y un Rey Santo como promotor de su construcción.

Catedral de Burgos
El rey Fernando III el Santo y el Obispo D. Mauricio decidieron de mutuo acuerdo levantar una catedral según el nuevo estilo que se extendía ya por Europa: el gótico. Colocan la primera piedra el día 20 de julio de 1221. D. Mauricio trae a Burgos arquitectos y maestros franceses, que plantean una construcción según el modelo de Notre Damme, en París, y otras catedrales como Reims o Amiens, logrando para Castilla y León la primera catedral gótica de la Península, que serviría de modelo a las siguientes construcciones del reino castellano-leonés.
Cabe destacar que, para levantar este magnífico templo para la gloria de Dios, San Fernando hubo de ordenar el derribo de la anterior catedral, de estilo románico, donde había celebrado su boda con Beatriz de Suavia, de hija Federico II de Suavia, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Por eso, en el claustro alto de la nueva catedral, encontramos unas destacadas esculturas policromadas que evocan la boda real, con el gesto del rey entregando el anillo a su esposa.
Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984.

Castillo de Alcalá de Guadaira
Aunque el Castillo de Alcalá de Guadaíra se alza sobre antiguos asentamientos humanos que se remontan a la Edad del Bronce, la edificación actual comienza su construcción a finales del siglo XII, cuando el Califato almohade construye una pequeña fortaleza en el extremo oeste del Cerro, usado seguramente como campamento del ejército de los muyahiddin procedentes del Norte de África. Fernando III el Santo conquista Alcalá de Guadaíra en 1247, dentro de las operaciones preparatorias del cerco de Sevilla. Tal y como narra la Primera Crónica General, San Fernando se instaló en el Castillo de Alcalá de Guadaíra mientras esperaba los refuerzos de Castilla que le permitieran completar la conquista de Sevilla. El Rey dirigió personalmente diversas obras de mejora en las defensas de la fortaleza, que harán que Alcalá pase a formar parte de la Banda Morisca, un conjunto de fortificaciones que sirvió de frontera entre los reinos cristianos y el Reino de Granada. Como era su costumbre, San Fernando cristianizó la mezquita mayor, consagrando la nueva iglesia en honor de Santa María.

Torre de Abd el Aziz
La Torre de Abd el Aziz fue construida por los almohades a mediados del siglo XII y formaba parte del lienzo de muralla que conducía desde los Reales Alcázares hasta la Torre del Oro, al pie del Guadalquivir. A medida que se acercaban al río, las torres incrementaban el número de lados. La Torre de Abd el Aziz es hexagonal, la Torre de la Plata es octogonal y la Torre del Oro, dodecágona. Con esa ampliación, las murallas de Sevilla abarcaron un total de 150 hectáreas. Tomó el nombre del emir Abd al-Aziz ibn Musa que vivió en Sevilla entre los años 714 y 719.
La torre de Abd el Aziz tiene un profundo significado puesto que la tradición cuenta que en ella ondeó por primera vez el pendón de San Fernando tras la conquista de la ciudad en el año 1248. Esta insignia militar se conserva actualmente en la Catedral, junto a la capilla del Bautismo.

Ermita de Valme
Para hablar de la Virgen de Valme debemos remontarnos al año 1248, cuando el rey Fernando III reconquista Sevilla. Tal y como recogen algunos autores, viendo el Santo Rey la dificultad de tomar la capital hispalense y el abatimiento de sus tropas, invocó —en el lugar llamado Cerro de Cuartos— a una imagen de la Virgen que llevaba consigo: «¡Váleme, Señora, que si te dignas hacerlo, en este lugar te labraré una capilla, en la que a tus pies depositaré como ofrenda, el pendón que a los enemigos de España y de nuestra Santa Fe conquiste!». La tradición añade que, entonces, ordenó al maestre de Santiago, Pelay Pérez Correa, que clavara su espada en el suelo, brotando al momento un manantial que tomó el nombre de «Fuente del Rey» y que sirvió para calmar la sed de los soldados cristianos.
Una vez conquistada Sevilla, el monarca cumplió su promesa y construyó una pequeña ermita en el lugar mencionado, donde entronizó la imagen a la que había invocado y que recibió el nombre de Valme (Váleme en castellano antiguo) en recuerdo de la súplica del monarca. A sus pies puso el pendón arrebatado a los musulmanes. La ermita se convirtió pronto en lugar de peregrinaje para campesinos y aldeanos de las zonas más cercanas.

Santuario de la Virgen del Águila
El Santuario de la Virgen del Águila se ubica dentro del recinto de la antigua villa medieval de Alcalá de Guadaíra, a pocos kilómetros de Sevilla. En la Crónica de XX Reyes consta que el Santo Rey Fernando III habitó este Castillo entre 1246 y 1248. Como era su costumbre, San Fernando cristianizó la mezquita mayor, levantada en un solar en el que anteriormente había existido una iglesia visigótica, consagrando la nueva iglesia en honor de la Virgen, como siempre hacía, esta vez bajo la advocación de Santa María del Águila. La versión popular asegura que al tiempo de la invasión musulmana, los cristianos ocultaron la primitiva imagen de la Virgen en una torre del Castillo, donde, tras la Reconquista, la descubrió un águila. Sin embargo, en el Archivo del Palacio Arzobispal, en visita pastoral efectuada en febrero de 1617, el visitador vincula el nombre de «Águila» con la segunda esposa del Rey San Fernando, Doña Juana de Pointhieu, devota de su onomástico San Juan Evangelista, cuyo símbolo es, precisamente, un águila. Redacta el visitador que: «El retablo del altar mayor es antiguo, de buenas pinturas y dorado, tiene en medio una imagen de Nuestra Señora con quien tienen aquí particular devoción. Llámanla del Águila». Un siglo después, Alfonso XI levantó el actual templo gótico-mudéjar ante el deterioro del edificio original.

Catedral de Córdoba
El 29 de junio de 1236, entró victorioso en Córdoba el Rey Fernando III el Santo. Los musulmanes, abandonados por su rey Ibn Hud y exhaustos tras un largo asedio, entregan la ciudad y se preparan para abandonarla. San Fernando, en un gesto cargado de simbolismo, decidió que no entrase a la urbe primero su pendón, sino la Santa Cruz, que él mismo acompañó, con todo su séquito, hasta ser colocada en el Alminar de la mezquita. Esa misma tarde se procedió a la ceremonia de consagración del recinto musulmán en templo cristiano. Por voluntad de San Fernando tomó el título de Santa María, aunque en el siglo XVI la advocación fue cambiada por la de Nuestra Señora de la Asunción. La caída de Córdoba en manos cristianas conmocionó al mundo musulmán, ya que era la antigua capital del antaño poderoso Emirato, y posterior Califato, de Córdoba, la etapa más gloriosa de Al-Ándalus.
La construcción de la Mezquita de Córdoba fue iniciada bajo el reinado del primer emir omeya Abd-ar-Rahman I en el siglo VIII, sobre la basílica visigótica de San Vicente Mártir, y fue concluida bajo mandato de Almanzor. Fue lugar de reuniones a la vez religiosas y políticas pues podía albergar hasta veinte mil personas. En el siglo XVI se erigió, en el centro del catedral, una capilla mayor y un crucero gótico-renacentistas. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984.

Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba
El Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba es una fortaleza y palacio de sólidos muros que se emplaza a escasos metros al oeste de la Mezquita, estratégicamente elevado en la misma orilla del río Guadalquivir. A lo largo de su historia, ha sido residencia de gobernadores romanos, bastión visigodo y epicentro del Califato de Al-Andalus, cuando Córdoba era el centro del mundo. Cuando en 1236 Córdoba es conquistada por Fernando III el Santo, el edificio, que formaba parte del antiguo Palacio Califal, estaba totalmente asolado. El enorme solar fue parcelado y repartido entre la propia corona, la mitra cordobesa (con el fin de erigir el palacio episcopal), distintas familias nobiliarias y la Orden de Calatrava. Tras una serie de adaptaciones acometidas a instancias de Alfonso X el Sabio, el Alcázar de los Reyes Cristianos tal y como lo conocemos hoy en día fue mandado construir en 1328 por el monarca castellano Alfonso XI. Posteriormente, sirvió de corte provisional a los Reyes Católicos durante los años del asedio a Granada. De esta forma, fue escenario de relevantes episodios en el devenir histórico de la Castilla de finales del siglo XV, como por ejemplo de la primera audiencia de los monarcas con Cristóbal Colón o el nacimiento de la infanta Doña Juana.
El Alcázar está declarado Bien de interés cultural desde el año 1931 y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994.

Autillo de Campos
Autillo de Campos es una pequeña población de la provincia de Palencia. A través de una serie de circunstancias providenciales, este lugar se convirtió en escenario de la proclamación de Fernando III el Santo como rey de Castilla. El señor de Autillo de Campos era D. Gonzalo Rodríguez Girón, uno de los más leales colaboradores del rey Alfonso VIII de Castilla, y gran defensor de la reina Doña Berenguela, a la que acogió en su Castillo de Autillo ante los ataques del poderoso conde Alvar Núñez de Lara, tutor del hermano de Doña Berenguela, el rey Enrique I. El 6 de junio de 1217 fallece el rey Enrique I, a consecuencia de un accidente fortuito. Enterada Doña Berenguela de la noticia, renuncia al trono a favor de su hijo, que fue proclamado rey de Castilla en el mismo Autillo de Campos, pocos días después del deceso real, el 14 de junio, como paso previo a su coronación oficial en Valladolid. Trece años más tarde sería proclamado también rey de León, dando lugar a la unión definitiva de las coronas de ambos reinos.
Peregrina tras las huellas
de S. Fernando
Poseemos una inmensa riqueza que se ha mantenido en el transcurrir de los siglos.
El 16 de julio de 1212, 70.000 soldados cristianos se batieron en un terrible duelo contra 120.000 soldados almohades. Alfonso VIII, abuelo de Fernando III el Santo, lideraba la coalición cristiana en que habían unido sus fuerzas los Reinos de Castilla, Aragón y Navarra. Junto a él estaba el arzobispo de Toledo, D. Rodrigo Jiménez de Rada. La batalla tuvo lugar en las Navas de Tolosa, paraje situado al norte de la provincia de Jaén, cerca de Despeñaperros. La Batalla de las Navas de Tolosa fue, sin duda, la batalla más importante de la Reconquista. Esta histórica victoria de la alianza cristiana, marcó el declive del dominio musulmán de España y el inicio de la fase final de la Reconquista.