David Cruz
Presenta «Veremos Jerusalén: San Luis de Francia»
«Se podría definir la vida de San Luis en una sola frase: Ante todo la fe. Ciertamente, su vida y toda su actividad estuvieron marcadas por esa fe que fue el motor de sus palabras, de sus gestos y de sus obras.»
INTERVIENEN
D. Nicolás Álvarez de las Asturias
Profesor de historia de la Iglesia en la universidad San Dámaso
«(San Luis) es permanentemente llamado, interiormente por Dios y externamente por el Papa a tomarse en serio la recuperación de Tierra Santa en la que cada vez los cristianos están menos. Y que significa salir del país dejarlo en manos de unos gobernantes, ¡qué vaya usted a saber que es lo que hacen!..., y comprometer su propia vida, la vida de muchos nobles y muchos recursos económicos. Son acontecimientos o decisiones que solo se explican porque detrás de sus motivaciones había una comprensión de que hay bienes superiores al bienestar temporal y que eso no es comprometer el reino sino situar al reino en el horizonte adecuado para que puedan cumplir las personas que viven en ellas su verdadero destino, que es acercarse a Dios.»
D. José Carlos Martin De La Hoz
Fundador de las Academias de Historia Eclesiástica, Doctor en Teología
«San Luis rey de Francia lo que nos viene a recordar es lo que Dios quería que los gobernantes tuvieran en la cabeza y en el corazón, que es la preocupación por la salvación de sus súbditos.
San Luis rey de Francia es un hombre pleno, un hombre santo, un hombre enamorado de Jesucristo, que procuró amar a su mujer, a sus hijos y a su pueblo.»
D. Patrick Demouy
Profesor emérito de Historia Medieval en la Universidad de Reims
«El hilo conductor de San Luis, como siervo fiel del Evangelio, creo que es el servicio, la justicia. Uno de los aspectos importantes del reino de San Luis es su anhelo de justicia, justicia que él mismo impartía, justicia que él quiso extender en todo su reino, lanzando al volver de la Cruzadas, inspecciones para saber si los agentes de los poderes reales eran honestos y no maltrataban a la población. La justicia es también una moneda justa, y una inquietud por instaurar la paz.»
D. Philippe Pichot
Doctor y profesor en derecho en la universidad de Brest
«Todo esto es un testimonio de la fe profunda de San Luis. Cristo es su modelo y busca acercarse al modelo que Cristo representa. Cristo es Rey y se cubrió con una corona de espinas, una corona de burla que transformó en símbolo de su realeza.
Realeza que se apoya en el sacrificio. Además, San Luis en calidad de rey no es solamente el vicario de Rey de Reyes sino su alumno y aquél que lo imita.»
D. Enrique Cantera Montenegro
Catedrático de Historia Medieval
«San Luis como rey profundamente cristiano que era, que era un rey muy devoto, una devoción que se expresa pues a través de diversas vías como es la meditación y la oración individual, como es la asistencia a la santa misa a diario. Al mismo tiempo unió a estas prácticas devocionales también un amor profundo hacia la Cruzada. Hacia la Cruzada como expedición guerrera, sí, pero con una finalidad que él entendía que era fundamental para un cristiano, que era la recuperación de los Santos Lugares y en definitiva también la extensión de la fe.»
Dña. Margarita Cantera Montenegro
Doctora en Historia Medieval por la Universidad Complutense de Madrid
«(San Luis) es un hombre de paz, es un hombre pacificador porque su propio concepto de la justicia, de la rectitud llevó a los hombres de su tiempo, y de su reino, pero incluso del extranjero a ver en él un posible árbitro, un posible mediador en los conflictos que había.»
Dña. Margarita Torres Sevilla-Quiñones de Leon
Doctora en Historia Medieval por la Universidad de León
«Sin duda alguna la propia vida de San Luis es un ejemplo de imitación de Cristo, y todo sufrimiento que a lo largo de su vida llevó, por ejemplo su enfermedad en Egipto, la pérdida de su madre, el dolor de algunos otros acontecimientos… él siempre todo lo aprovecha por el bien de su alma. Es decir, tiene muy claro que el tiempo, poco o mucho que uno pase en la tierra, es como el preámbulo para el Gran Acto que es irte al Cielo y que es donde verdaderamente te estás jugando todo.»



