10 minutos con Jesús: Unas cartas muy especiales
- Sección: Meditaciones-homilías
- Categoría: 10 minutos con Jesús
«Qué huella deja una persona cuando vive junto a ti.».
«Qué huella deja una persona cuando vive junto a ti.».
«Quien a vosotros escucha, a mí me escucha; quien a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».
« Ellos nos guían y ayudan a caminar, a superar tentaciones, a renovar nuestro Sí a Dios».
« ¡Así de cerca quiero estar! A tope de cobertura ».
«Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?».
«Piques, rencillas... ¿Por qué reaccionamos así? ¿Por qué no irradio el aroma de Cristo?».
«¿Es Dios indiferente a mi dolor?».
«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros».
«Olvidarme de mí para pedir por el resto».
«¿Quién es Jesús para ti? Piensa un poco...».
«Meteos bien en los oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres».
«Cristo no caduca nunca».
«¡Sígueme! Mateo se levantó y te siguió...».
«Herodes se decía: “A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?”».
«La vida es lucha y también es gracia. Jesús vive a nuestro lado en la lucha, nos da gracia para ser santos...»
«No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco tengáis dos túnicas cada uno. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio».
«Mirad, pues, cómo oís, pues al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener».
«Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: “El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado”».
«Lo de la tierra buena son los que escuchan la palabra con un corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia».
Este programa contiene un mensaje alentador de Mons. José Guerra Campos en el que aclama la alegría de la Resurrección.
El hombre pone sus esperanzas en los progresos humanos, pero se da cuenta de que todo se disuelve en las manos, porque su corazón está llamado a una esperanza viva. Jesucristo, esperanza luminosa, Dios, que se adentra en nuestra condición, vive nuestra vida y la transfigura, la convierte en camino a pesar de la muerte y conduce nuestra vida de Hijos de Dios a la meta que buscamos, que no es un espejismo sino una realidad. Cristo realiza nuestra esperanza, baja a nuestra condición de caminante para que al llegar al término a través de la muerte podamos decir: ese es el camino.
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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