Compartiendo a Jesucristo: Predicar la buena noticia
- Sección: Meditaciones-homilías
- Categoría: Compartiendo a Jesucristo
«Iban con él los doce y algunas mujeres que había liberado de malos espíritus y curado de enfermedades».
«Iban con él los doce y algunas mujeres que había liberado de malos espíritus y curado de enfermedades».
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
«Sufrir un poco para gozar después...».
«Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra».
«Vecino, ¿quieres que rece por ti?».
«los milagros existen pero no todo el mundo se cura».
«Llega a casa y de nuevo se junta tanta gente que no los dejaban ni comer».
«Aprendí que la vida es dura, que no puedo juzgar...».
«Simón, a quien puso el nombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo, y Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso el nombre de Boanerges, es decir, los hijos del trueno, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el de Caná y Judas Iscariote, el que lo entregó».
«Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo. Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él y gritaban: “Tú eres el Hijo de Dios”. Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer».
«“¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?”. Ellos callaban. Echando en torno una mirada de ira y dolido por la dureza de su corazón, dice al hombre: “Extiende la mano”. La extendió y su mano quedó restablecida».
«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».
«Bienaventurado si te encuentras haciendo tu tarea, siervo fiel y prudente».
«En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo».
«Tu Amor no tiene medida. Me amas sin condiciones. ¡Cuánto me quejo por todo!».
«Habían remado unos veinticinco o treinta estadios, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el mar, y se asustaron. Pero él les dijo: “Soy yo, no temáis”».
En esta homilía Mons. José Guerra invita a dar gracias por todos los misioneros que anuncian a Cristo como realizador único de la paz. Es una llamada a salir del repliegue y proclamar e invitar vehementemente, respetuosamente a la conversión a ejemplo de los primeros cristianos. Con toda claridad dice que ninguna actividad en servicio del mundo y de los hombres es apostolado si no constituye un testimonio manifiesto de Cristo, es decir, que conduzca a los hombres a descubrirlo, a pensar en Él, a hablar a otros de ese amor que han encontrado y que se manifiesta con la entrega de la vida, del corazón y hasta de la propia sangre, como lo hicieron los mártires.
«Cuando la gente vio aquel signo, exclamó: Este hombre tiene que ser el profeta que debía venir al mundo».
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«Os infundiré un Espíritu nuevo, para caminar en presencia de Dios».
«El que acepta su testimonio, reconoce que Dios dice la verdad, por que cuando habla aquel a quién Dios ha enviado, es Dios mismo quien habla, ya que Dios le ha comunicado plenamente su Espíritu».
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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