Almas en el más allá
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HM Televisión te ofrece una extraordinaria cápsula sobre el Purgatorio. “Romped nuestras cadenas” es el título de esta breve pero atrayente cápsula, acicate que estimula el recuerdo y la acción para ayudar a estas olvidadas almas que necesitan de nosotros para ser liberadas.
¿Qué pasa después de la muerte? Es una de las preguntas que nos hacemos con más frecuencia. Creyentes y no tan creyentes, sienten en su interior la necesidad de cuestionarse sobre el destino final de toda vida humana.
En la actualidad nos encontramos incluso con católicos que, influenciados por teologías protestantes, filosofías de tipo trascendental o por una antropología en la que se anula la distinción entre el alma y el cuerpo, se niega la realidad de la existencia del Purgatorio. Esta postura no es conciliable con la fe católica fundamentada en la Escritura.
La Iglesia, tomando como fuente la Revelación, ha formulado su doctrina sobre el Cielo, Infierno y Purgatorio. De este último, fundamentalmente en los Concilios de Florencia y de Trento.
En la Sagrada Escritura, algunos textos hacen referencia a un estado de purificación de las almas después de la muerte, y a la eficacia de nuestra oración y sacrificios para poder liberarlas de tal estado, en orden a que puedan gozar de la Gloria del Cielo.
En Mateo 12,31 se afirma que «la blasfemia contra el Espíritu Santo no será perdonada ni en este, ni en el otro mundo». De esto se deduce la existencia de una clase de pecados que sí pueden ser perdonados en el otro mundo.
1 Cor 3, 15 expone que «nuestras obras serán pasadas por el fuego para ver si eran puras», y que en algunos casos esas obras quedarán abrasadas y la persona que las hizo sufrirá el daño, aunque quedará a salvo «pero como quien pasa a través del fuego».
En tiempos pasados, esta verdad formaba parte de la fe cotidiana de nuestros antepasados, pero parece que en nuestra época nos hemos olvidado de la existencia del purgatorio, y de la necesidad de ayudar a las almas que están allí, para que puedan salir de este estado cuanto antes.
En el Credo afirmamos creer en la Comunión de los Santos. Los que formamos parte de la Iglesia celeste, purgante o peregrina, por la caridad estamos en comunión, y se produce entre nosotros un intercambio de bienes.
También esto se fundamenta en la Escritura, y así encontramos en 2 Macabeos 12, 46 el mandato de Judas Macabeo de que se ofreciese un sacrificio expiatorio a favor de los muertos para que quedasen liberados del pecado.
La Iglesia Peregrina ha honrado desde la antigüedad la memoria de los difuntos, y ha ofrecido sufragios por ellos, especialmente la Santa Misa, pues no hay nada que tenga más valor, ya que con esta le ofrecemos al Padre el sacrificio de su Hijo. Además, podemos ofrecer por ellos oraciones, sacrificios, limosnas e indulgencias.
No nos olvidemos de las almas de nuestros hermanos, pues con muy poco les podemos hacer un gran servicio. “Hoy por ellas, mañana por ti”.
-Hna. Estela Morales, SHM
Para que pienses:
- ¿Dónde crees que se sufre más, en la tierra o en el purgatorio?
- ¿Del purgatorio se puede pasar al infierno?
- ¿Piensas con frecuencia en la muerte y en cómo te gustaría presentarte delante de Dios?
- ¿Conoces algunos testimonios de personas que, como Santa Catalina de Génova por ejemplo, hayan tenido algún tipo de contacto con almas del purgatorio?
- ¿Qué haces por las almas del purgatorio? ¿Eres consciente de que puedes acortar y suavizar su estado de sufrimiento?