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"El sacerdote" te quiere ayudar a comprender la grandeza del ministerio que Dios ha confiado a algunos hombres que Él mismo ha elegido, para prolongar su misión en el mundo.
"El mismo Señor, para que los fieles se fundieran en un solo cuerpo [...], entre ellos constituyó a algunos ministros, para ofrecer el sacrificio y perdonar los pecados, y desempeñar públicamente, en nombre de Cristo, la función sacerdotal en favor de los hombres" (Presbyterorum Ordinis, nº 2).

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‌Por el bautismo todos los cristianos estamos llamados a una identificación con Cristo, pero solo algunos tienen la llamada dentro de la llamada para llegar a una identificación más íntima con el Señor, ser Alter Christus. En este programa de «El Sacerdote», el P. Ramón Martín, sacerdote diocesano de Valencia, habla de un modo concreto sobre este camino de santidad reflejado en el don del celibato. Por esta vida célibe, el sacerdote está llamado a llevar a cabo su misión de entregarse a todos y a no tener ni tiempo para él mismo, para poder llevar a término su misión específica y exclusiva de pertenecer solo a Cristo y así poder servir al pueblo santo de Dios.

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Renovar la gracia

D. Juan Cerrato Ponce —sacerdote de la Diócesis de Getafe (Madrid)— nos cuenta cómo vive el sacramento de la Confesión, tanto como sacerdote como cuando él mismo es el penitente. Porque los sacerdotes no solo administran el sacramento de la Confesión, sino que también lo reciben porque son humanos y cometen pecados. El sacramento de la Confesión es experimentar el amor y la misericordia del Señor, y una nueva oportunidad para volver a Dios y proseguir tu camino de santificación.

La salvación de un alma

Las palabras del Evangelio son una llamada a no tener miedo. «Mi misión —dice D. Juan Cerrato Ponce, sacerdote de la Diócesis de Getafe (Madrid)— es llevar a Dios tanto a las personas que están dentro de la Iglesia de la que soy párroco, como también a los de fuera. Porque el de fuera también está necesitado de Dios, aunque él no lo sepa». Tenemos que confiar, trabajar y llevarle a Él. Nunca nos pedirá empresas que no podamos realizar.

Conduce y rectifica

D. Juan Cerrato Ponce —sacerdote de la Diócesis de Getafe (Madrid)— estudió en un colegio religioso, pero al entrar en la universidad se alejó de Dios. Años más tarde el Señor puso en su camino unos Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola en los cuales sintió fuertemente la llamada a vivir su vocación como cristiano y la necesidad de volver a la Iglesia católica. Destaca en este capítulo de «El Sacerdote» que para poder escuchar a Dios tienes que estar cerca de Él. Pero, para que verdaderamente veas su voluntad y no la tuya, lo más importante es descentrarte tú y ponerlo a Él en el centro.

Portadores de su Palabra

D. Juan Cerrato Ponce fue ordenado sacerdote el 9 de mayo de 2010, víspera de la memoria litúrgica de San Juan de Ávila, patrono del clero español, en el transcurso del Año Sacerdotal convocado por Benedicto XVI y en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús del Cerro de los Ángeles, en la Diócesis de Getafe (España). El momento que recuerda con más intensidad es el de la imposición de las manos y también el rezo de las letanías, postrado en el suelo a los pies del Sagrado Corazón de Jesús, para entregar su vida a Dios. En su cabeza, un único pensamiento: «Qué grande es Dios y qué pequeño soy».

Juramento de fidelidad

«¿Prometes obediencia a mí y a mis sucesores? —Lo prometo». D. Juan Cerrato Ponce, sacerdote de la Diócesis de Getafe (Madrid), nos explica el sacramento del Orden Sacerdotal dividiéndolo en dos partes: antes y después de la ordenación. Analiza las partes de la ceremonia que tienen más significación y subraya que la importancia de este sacramento radica en realizar una consagración total al Señor, para ser otro Cristo en la Tierra, pues en comunión con toda la Iglesia, debe llevar la verdad a todo lugar al que sea enviado.

Como si fuera la única Misa

«Un día sin Eucaristía es un día perdido». 
D. José García Hernández, en los 29 años que lleva de sacerdocio, puede contar con los dedos de una mano las veces que por algún impedimento no ha podido celebrar Misa. ¿El secreto? Asegurar la Eucaristía antes de realizar un viaje o acudir a cualquier acontecimiento. Si la Eucaristía es la fuente de la vida del cristiano, ¡cuánto más debe ser para el sacerdote el centro de su vida y ministerio! D. José es sacerdote de la Diócesis de Alcalá de Henares.

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