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"El sacerdote" te quiere ayudar a comprender la grandeza del ministerio que Dios ha confiado a algunos hombres que Él mismo ha elegido, para prolongar su misión en el mundo.
"El mismo Señor, para que los fieles se fundieran en un solo cuerpo [...], entre ellos constituyó a algunos ministros, para ofrecer el sacrificio y perdonar los pecados, y desempeñar públicamente, en nombre de Cristo, la función sacerdotal en favor de los hombres" (Presbyterorum Ordinis, nº 2).

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En este programa, D. Valentín Aparicio Lara nos habla de su experiencia al recibir el sacramento del orden y del regalo tan grande que fue para él. Nos explica cómo el que es ordenado sacerdote es transformado y, a pesar de sus miserias y pobrezas, Dios le elige y le consagra para poder obrar maravillas a través de él. El don del sacerdocio es poder participar en esa vida de felicidad que procede de pertenecer a Dios.

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Ahí tienes a tu Madre

Jesús entrega a toda la Iglesia a su Madre al pie de la cruz, pero concretamente a los sacerdotes; Juan la acogió en su casa como algo suyo. El P. Juan Antonio Gómez, Siervo del Hogar de la Madre, explica la figura del sacerdote como otro Cristo y cómo este está llamado a amar a la Madre de Dios como algo suyo. Compartiendo sus propias experiencias y vivencias, vemos cómo el P. Juan tiene muy claro que es Nuestra Madre la que forma el corazón del sacerdote a imagen del Corazón de Jesús. Él subraya la importancia que tiene en su vida la consagración a Ella cada mañana, que en último término consiste en ponerse bajo la protección maternal de la Virgen María. Ella forma al sacerdote.

La gracia de Dios pasa a través de mí

Para el P. Juan Antonio Gómez, Siervo del Hogar de la Madre, uno de los misterios más bonitos como sacerdote es administrar el sacramento de la confesión ya que en el momento de perdonar los pecados la misericordia de Dios se hace viva y palpable. En el sacramento, por la gracia que pasa a través del sacerdote, las almas encuentran la paz y la serenidad por la reconciliación con el Señor. El P. Juan nos habla de cómo invoca mucho al Espíritu Santo para que el Señor le pueda utilizar consolando y fortaleciendo las almas a través sus palabras.

Mis manos ya no me pertenecen

Ordenado a los 24 años, el P. Juan Antonio Gómez, Siervo del Hogar de la Madre, reflexiona en este programa - después de más de 28 años de vida sacerdotal - sobre el día de su ordenación.  Vivió este día con una alegría íntima, centrado en el Señor, y con el paso de los años profundiza cada vez más en lo que es ser «otro Cristo». Después de este momento, las manos ungidas del sacerdote ya no le pertenecen, están al servicio de Cristo y de la Iglesia, para llevar la misericordia de Dios a todos los hombres.

Dios me quería totalmente para Él

Jesucristo sigue llamando hoy a hombres pecadores para realizar su misión de salvación en el mundo. Dios ha querido servirse del hombre, del sacerdote, para llevar su gracia a los demás hombres. El P. Juan Antonio Gómez, Siervo del Hogar de la Madre, habla de su llamada particular al sacerdocio, la cual descubrió desde muy niño. Era monaguillo y al ver los ejemplos de buenos párrocos el deseo de ser sacerdote fue creciendo con la oración diaria y la recepción de los sacramentos. Aunque en unos momentos no quería la vocación para no ser «distinto de los demás», tenía la convicción de que Dios le había llamado a ser totalmente para Él.

No puedo vivir sin la eucaristía

La Iglesia vive de la Eucaristía y la Eucaristía hace la Iglesia. El P. Juan Antonio Gómez, Siervo del Hogar de la Madre, nos habla en este programa de cómo él no puede vivir sin la Eucaristía. Desde el día de su ordenación sacerdotal, hace más de veintiocho años, ha tenido la gracia enorme de celebrar la Misa todos los días. Cuenta cómo recibió la gracia de la ordenación sacerdotal para alimentar al pueblo de Dios a través de los sacramentos, especialmente con la Eucaristía, e insiste en la necesidad de la delicadeza en el trato íntimo con Jesús en la Eucaristía, durante la Misa y también en la adoración.

Una respuesta para el mundo de hoy

En el mundo en el que vivimos, que pone en duda todo sobre el valor de la fe cristiana y la ve como algo «medieval», ¿vale la pena ser sacerdote? El P. Enock Leopold insiste en que el sacerdocio es la fuente de la vida y una respuesta necesaria para el mundo de hoy. Hay muchos que viven como ovejas sin pastor, y necesitan la ayuda de sacerdotes santos para resolver sus problemas y falta de paz interior. El P. Enock anima a los jóvenes que se están planteando la vocación a salir de su «zona de confort» para entregarse plenamente a las almas y ser verdaderos hijos de María, madre de los sacerdotes.

  • D. Miguel Ángel Íñiguez —Cruzado de Santa María y director espiritual del Seminario Mayor de la Diócesis de Getafe— nos hace reflexionar sobre la infinita misericordia del Señor, pues, incluso cuando el sacerdote está distraído, Dios está en la Eucaristía. Pero llama a la responsabilidad a los sacerdotes, quienes deben estar centrados en los momentos previos de la celebración de la Misa, ya que es el momento más importante de su jornada.

     

     

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