El sacerdote

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"El sacerdote" te quiere ayudar a comprender la grandeza del ministerio que Dios ha confiado a algunos hombres que Él mismo ha elegido, para prolongar su misión en el mundo.
"El mismo Señor, para que los fieles se fundieran en un solo cuerpo [...], entre ellos constituyó a algunos ministros, para ofrecer el sacrificio y perdonar los pecados, y desempeñar públicamente, en nombre de Cristo, la función sacerdotal en favor de los hombres" (Presbyterorum Ordinis, nº 2).

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Y tú, ¿por qué no?

«Y tú, ¿por qué no?» era la frase que se leía en la contraportada de la revista misionera «Aguiluchos» y que captó la atención de D. José García Hernández, sacerdote diocesano de Alcalá de Henares. Esas palabras le hicieron reflexionar en la posibilidad de que Dios pudiera llamarle para ser totalmente suyo. Transcurrido un tiempo de discernimiento, a la edad de 19 años, un Viernes Santo, experimentó que el Señor le decía: «Ya es tu momento. Déjalo todo y vente conmigo». Al año siguiente entró en el seminario.

Un tiempo de espera

D. José García Hernández, sacerdote de la Diócesis de Alcalá de Henares, recibió la llamada al sacerdocio cuando tenía trece años. Se ordenó, a la edad de veintiséis años, 
el 21 de mayo de 1989, en el Seminario de Sigüenza, Guadalajara (Domingo de la Santísima Trinidad). El jueves siguiente, 25 de mayo, celebró su primera misa solemne, ya que era el Corpus Christi, en su Parroquia de San Ireneo, en Madrid. Su recuerdo de mayor intensidad fue el momento de la imposición de manos por parte del obispo sobre su cabeza, experimentando su unión con Cristo y cómo el Espíritu Santo descendía para transformarle.

Un sello indeleble

«Dios que comenzó en ti esta obra buena, Él mismo la lleve a término». D. José García Hernández, sacerdote diocesano de Alcalá de Henares, nos explica de forma detallada los diferentes momentos que trascurren durante la celebración de la liturgia de la Ordenación Sacerdotal. Destaca dentro de esta celebración la imposición de manos por parte del Obispo y la postración del ordenando mientras se rezan las letanías de los santos, signo precioso de humillación y entrega total a Cristo.

Revestidos de su divinidad

En este programa de «El sacerdote, D. José García Hernández, sacerdote de la Diócesis de Alcalá de Henares, reflexiona sobre la figura de Cristo como Buen Pastor y sobre cómo el sacerdote debe ser para el pueblo signo del «Buen Pastor», que conoce a sus ovejas y se preocupa de las necesidades de sus almas. El sacerdote lleva a las «ovejas perdidas» sobre sus hombros para que vuelvan al camino de la verdad y, si es necesario, da la vida por ellas.

La esperanza del cristiano

D. Diego Román Fernández, sacerdote de la Diócesis de Sevilla, nos habla sobre el misterio de la muerte. A pesar del dolor que, a nivel humano, provoca la separación de nuestros seres queridos, el cristiano sabe que Dios nos ha hecho para Él, y que la muerte es solo un paso que tenemos que dar para llegar a nuestro fin, que es Dios. No sabemos cuán larga será nuestra vida. Por ello, hagamos todo lo posible para no irnos de aquí con las manos vacías, sino llenas de buenas obras.

Nos lleva de la mano

«Cuántas veces la Virgen María intercede por nosotros ante Dios, como buena Madre que quiere lo mejor para nosotros». D. Diego Román Fernández —sacerdote de la Diócesis de Sevilla— nos recuerda que lo que más quiere Nuestra Madre es que recuperemos la vida de la gracia a través de la confesión y que nos esforcemos por alcanzar una vida santa, para que podamos llegar a su Hijo y gozar de la vida eterna.

Ministerio de liberación

El ministerio de liberación es un servicio muy importante que realiza la Iglesia, aunque es un tema del que se habla muy poco. D. Diego Román Fernández —sacerdote de la Diócesis de Sevilla— reflexiona sobre la ignorancia con la que tantas personas, sobre todo los jóvenes, entran en relación con prácticas anticristianas como el Reiki, la lectura de cartas, el Yoga, la Ouija… Con frecuencia, entran en ellas pensando que es «un juego», creyendo que nada les pasará. Pero tienen que saber que con esas experiencias están facilitando al demonio diferentes puertas por las que puede entrar a nuestra alma.

El mundo virtual

D. Diego Román Fernández —sacerdote de la Diócesis de Sevilla— nos ofrece certeros consejos sobre el uso adecuado de las redes sociales como medio de evangelización. Hay un elemento clave: puedo usar las redes siempre y cuando me ayuden a llegar a Dios. Y en esto es necesario ser muy sinceros para poder usar las redes sin que ellas nos utilicen a nosotros o destruyan nuestra relación con Dios. Por mucho bien que hagamos en las redes, la Eucaristía o nuestros momentos de oración personal deben ser tiempos «blindados», solo para Dios, que no pueden ser interrumpidos por la tentación de responder a un whatsapp.

Rey de reyes

«Seguimos a alguien, no a algo». Así se expresa D. Diego Román Fernández, sacerdote de la Diócesis de Sevilla, que nos hace caer en la cuenta de las muchas ocasiones en las que vamos a la Eucaristía como si fuera un acto social y no adoramos la presencia real de Cristo en este sacramento. Se lamenta también de tantas iglesias antiguas que se visitan solo por motivos culturales, pero olvidando lo esencial: a Cristo, que dio su vida en la Cruz para salvarnos.

Un compromiso ante Dios

D. Diego Román Fernández, sacerdote de la Diócesis de Sevilla, reflexiona sobre el aumento en el número de las uniones irregulares y cómo explicar a estas parejas por qué es importante recibir la gracia de Dios mediante el sacramento del matrimonio.

El triunfo de la fe

D. Diego Román Fernández, sacerdote de la Diócesis de Sevilla, tras discernir con su obispo su deseo de servir con su sacerdocio durante un tiempo en las misiones, fue enviado a la prelatura de Moyobamba (Perú). Durante esos años, D. Diego se dedicó fundamentalmente a la evangelización de las 57 poblaciones que le habían sido encomendadas, procurando cubrir todas sus necesidades espirituales.

Custodios de Su presencia

D. Alberto Morante —sacerdote diocesano de Alcalá de Henares (Madrid, España)— vivió, desde pequeño, en un ambiente muy mariano en su familia, gracias al cual fue conociendo a la Virgen María como Madre. Durante el discernimiento de su vocación, la Virgen estuvo muy presente. Por eso, nos invita a buscar e invocar a María en nuestro caminar espiritual, porque es el mejor modelo de mujer, esposa, madre, creyente… «Yo digo SÍ, como Ella, cada día y a cada instante», afirma.

Las manos de Cristo

D. Alberto Morante —sacerdote diocesano de Alcalá de Henares (Madrid, España)— fue ordenado presbítero el 18 de mayo de 2002. Nos cuenta cómo vivió el día de su ordenación, qué fue lo que más le impresionó de esa ceremonia en la que entró como diácono y salió como sacerdote. Recuerda a todos los seminaristas y matrimonios que el día en que reciben el sacramento del matrimonio y del orden sacerdotal, deben vivirlo intensamente, porque es el cimiento de todo lo que se va a construir después. «Yo caeré, yo me cansaré, pero Él no. Él permanece fiel».

El rito de la ordenación sacerdotal

«El sacerdote se reviste de Cristo para hablar y actuar en su persona » D. Alberto Morante, sacerdote diocesano de Alcalá de Henares (Madrid, España), profundiza en el ministerio del orden sacerdotal, detallándonos el significado de cada acción que realizan durante la ceremonia tanto el sacerdote como el obispo, y cuáles son los deseos de Cristo y de la Iglesia para el sacerdote.

Servidor de Dios

«Trigo que molido por la entrega de la vida se hace alimento para la vida del mundo» D. Alberto Morante, sacerdote diocesano de Alcalá de Henares (Madrid, España), nos explica en qué consiste el ministerio del orden sacerdotal, de qué forma la Iglesia discierne si hay vocación o no, y cuáles son las funciones del sacerdote dentro de la Iglesia Católica.

Entre Dios y los hombres

«El sacerdote es un hombre al que Dios ha elegido para ser en la Iglesia Cristo mismo ». D. Alberto Morante, sacerdote diocesano de Alcalá de Henares (Madrid, España) nos recuerda que la misión del sacerdote no es otra que la de Cristo que, con su vida de fidelidad y obediencia, invitaba al mundo a la conversión para que pudieran alcanzar la misericordia y el perdón de Dios.

Tomad y comed

D. Alberto Morante —sacerdote diocesano de Alcalá de Henares (Madrid, España)— habla del misterio glorioso que cada día vivimos en el sacramento de la Eucaristía. A través del sacerdote, Cristo desciende de los Cielos para hacerse presente entre nosotros de una forma tan humilde y sencilla: un trozo de pan, que deja de ser pan para convertirse en el mismo Cristo que, dándose a nosotros, nos da vida.

Una llama en el corazón

«El Señor iba preparando mi corazón para lo que Él tenía pensado y que yo, por aquel entonces, desconocía». D. Alberto Morante, sacerdote diocesano de Alcalá de Henares (Madrid, España), después del servicio militar y finalizados los estudios de formación profesional, trabajó en un colegio de las Hijas de la Caridad. Fue allí que, en una Semana Santa, se sintió llamado por el Señor a la vocación sacerdotal.

El abrazo del Padre Misericordioso

«El poder de la gracia de Dios puede vencer todo pecado». El P. Félix López —superior general de los Siervos del Hogar de la Madre— habla sobre el sacerdote y el sacramento de la reconciliación. Es en este sacramento donde podemos experimentar el perdón y la paz que proceden de las llagas de Jesús. El pecador experimenta, igual que el «hijo pródigo», el abrazo del Padre misericordioso que le invita a la conversión y a que no peque más. El P. Félix habla también de la importancia de la confesión para el mismo sacerdote.

«Mi alimento es su voluntad»

«El sacerdote tiene que tener los ojos fijos en Jesucristo». El P. Félix López —superior general de los Siervos del Hogar de la Madre— nos habla de la identificación del sacerdote con Cristo Sacerdote. Es en Cristo donde el sacerdote descubre su identidad, quién es, qué debe hacer, de qué manera... Para ello tiene que tratar mucho a Jesucristo vivo en la Eucaristía y leer mucho el Evangelio. Como Cristo, el sacerdote descubre que su alimento es hacer la voluntad del Padre.

La Virgen, mi Madre

«La Virgen ama a los sacerdotes, porque ama a Jesús en ellos». El P. Félix López —superior general de los Siervos del Hogar de la Madre— nos habla del papel de la Virgen en su vida, en su llamada y en su sacerdocio. Nos descubrirá también el misterio de María, la encarnación y el sacerdocio de Cristo: dos «sí» que se unen. La Virgen no se olvida del encargo que Jesús le dio desde la Cruz: —«he ahí a tu hijo»— y ejerce como madre. Esto lo hace de manera especial con los sacerdotes, a los cuales ama porque ama a Jesús en ellos. El P. Félix la experimenta sobre todo como Madre que ha estado siempre presente en su vida. Y alimenta este amor con la relación filial y cercana y con el rezo del Santo Rosario.

Mirarme en Él

«La Eucaristía y el sacerdocio son inseparables». El P. Félix López —superior general de los Siervos del Hogar de la Madre—, nos habla de cómo el Corazón de Jesús, tan lleno de amor, quiso instituir el sacrificio Eucarístico de su Cuerpo y de su Sangre para «perpetuar el sacrificio de la cruz», como dice el Concilio Vaticano II en la Constitución sobre la Liturgia. El P. Félix nos confiesa que, elevar la Hostia en la consagración, le ayuda a mirar a Jesús y a mirarse en Él, como en un espejo. Al ver a Jesús y su actitud de donación, se pregunta si él vive con esta misma actitud.

No puedo decirle que no

El P. Félix López nos habla en esta ocasión de su propia llamada al sacerdocio. Siendo monaguillo, al estar muy cerca del altar, preguntaba con frecuencia al Señor: «¿qué quieres de mí?». Pasó el tiempo y el Señor le salió al encuentro mientras estudiaba la carrera de Farmacia. Le llamaba a una entrega más grande. ¿Qué responder? «A un Dios que se ha dejado clavar en una Cruz por mí, yo no puedo decirle que no».

Hacer visible a Cristo

«El sacerdocio católico hace vivo y presente el misterio de Cristo sacerdote». El P. Félix López —superior general de los Siervos del Hogar de la Madre— nos habla de la gran responsabilidad y tarea que tienen los sacerdotes de hacer visible a Cristo. El sacerdocio es una manifestación del amor que Dios tiene por los hombres y el sacerdote está llamado a entregar su vida como Cristo la entregó.

Sacerdote para siempre

«Las manos de un sacerdote son las manos santas de un pecador». El P. Félix López —superior general de los Siervos del Hogar de la Madre— nos habla del día de su ordenación sacerdotal, del cambio que tuvo lugar en él y de la configuración con Jesucristo Sacerdote. Experimentó una inmensa alegría al oír las palabras «eres sacerdote para siempre». Le llenaba de asombro mirar después esas manos que habían sido consagradas y pensar: «estas manos son las manos santas de un pecador». Las manos de un sacerdote son santas y venerables porque son canales a través de los cuales Dios santifica y sigue trasmitiendo su vida divina.

Dios es fiel

D. Miguel Ángel Íñiguez —Cruzado de Santa María y director espiritual del Seminario Mayor de la Diócesis de Getafe— nos hace reflexionar sobre la infinita misericordia del Señor, pues, incluso cuando el sacerdote está distraído, Dios está en la Eucaristía. Pero llama a la responsabilidad a los sacerdotes, quienes deben estar centrados en los momentos previos de la celebración de la Misa, ya que es el momento más importante de su jornada.

El mejor camino a Cristo

D. Miguel Ángel Íñiguez es Cruzado de Santa María y director espiritual del Seminario Mayor de la Diócesis de Getafe. Nos enseña que el cristiano no puede vivir sin María, porque «donde está Cristo, está María». Nuestra Madre nos acompaña en el peregrinar, y sin Ella, el camino se torna casi imposible de recorrer. No importa si la sientes o no, porque lo esencial es saber que Ella está ahí.

Anticipando el Reino de Dios

«El sacerdocio es el amor del Corazón de Cristo» (San Juan María Vianney). D. Miguel Ángel Íñiguez —Cruzado de Santa María y director espiritual del seminario mayor de la Diócesis de Getafe— nos explica que el celibato configura al sacerdote, de una manera más perfecta, con Cristo. A través de la renuncia a algo tan hermoso como es el matrimonio, el sacerdote hace oblación de su persona, en aras de un bien mayor.

La confesión es conversión

D. Miguel Ángel Íñiguez es Cruzado de Santa María y director espiritual del Seminario Mayor de la Diócesis de Getafe. Nos explica la importancia de la confesión para todos aquellos que quieran tener una vida cristiana coherente. La misericordia de Dios se derrama a través de este sacramento. Ser testigo privilegiado de esa misericordia le ayuda a ser misericordioso en el trato con los demás.

Fuente de vida

D. Miguel Ángel Íñiguez —Cruzado de Santa María y director espiritual del Seminario Mayor de la Diócesis de Getafe— interpela a los católicos acerca de la importancia que tiene la Eucaristía. Es un gran don que nos alcanza la fortaleza espiritual para nuestro peregrinar en este mundo. No podemos llenarnos de cosas externas en nuestros horarios: lo primero es tener tiempo para Dios.

Los tiempos de Dios

D. Miguel Ángel Íñiguez es Cruzado de Santa María y director espiritual del Seminario Mayor de la Diócesis de Getafe. Dios lo llamó al sacerdocio cuando tenía ya 30 años. Nunca antes se había planteado la posibilidad de ser sacerdote y nunca había sentido la llamada, pero comprendió que Dios tiene sus planes y su tiempo.

Un antes y un después

«El sacramento no es un barniz externo, es un cambio ontológico, interior. Es un cambio substancial». D. Miguel Ángel Íñiguez —Cruzado de Santa María y director espiritual del Seminario Mayor de la Diócesis de Getafe— nos describe toda la profundidad de la ceremonia del orden sacerdotal desde el recuerdo de su propia ordenación. Habla también de la grandeza de la comunión entre los presbíteros y de la belleza de sentirse respaldado por la comunión de los santos.

Discípulo de Jesús

D. Miguel Ángel Íñiguez -Cruzado de Santa María y director espiritual del Seminario Mayor de la Diócesis de Getafe- nos cuenta el proceso de discernimiento del candidato al sacerdocio, teniendo en cuenta las dificultades que éste encuentra en la actualidad, especialmente la inmadurez. También expone las medidas que ha tomado la Iglesia para afrontar esas contrariedades con el fin de que el sacerdote sea un verdadero discípulo de Jesús.

La verdadera alegría

D. Tino Bergamaschi explica que la verdadera alegría se encuentra en el cumplimiento de la voluntad de Dios. No debemos tener miedo de Dios. Al contrario, debemos abrir más nuestro corazón para que Él pueda entrar.

Palabra de vida

D. Tino Bergamaschi nos recuerda la importancia de escuchar y meditar la Palabra de Dios. Su Palabra se convierte en vida para nosotros.

El encuentro con Jesús

D. Tino Bergamaschi habla de la presencia de la Virgen María en su vida y del sacramento de la penitencia como parte del ministerio sacerdotal. En la confesión, a través del sacerdote, las almas se encuentran verdaderamente con Jesús.

Todo por ti, Jesús

D. Tino Bergamaschi recuerda el día de su ordenación sacerdotal y cómo se dio cuenta de que tenía que morir a sí mismo para poder vivir para Jesús.

A Jesús siempre se dice «sí»

D. Tino Bergamaschi nos explica cómo entró el Señor en su vida y cómo le mostró que no quería de él «algo», sino «todo». «A Jesús nunca se le dice no», fue la respuesta de su madre. Son palabras que le han quedado impresas en el corazón.

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